Un informe reciente de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos ha encendido las alarmas al revelar que siete cárteles mexicanos tienen presencia activa en la Ciudad de México. La capital, que alguna vez se consideraba un bastión libre de la influencia del narcotráfico, ahora es un punto clave para el tráfico de drogas, el lavado de dinero y otros delitos graves.
El Cártel Jalisco Nueva Generación encabeza la lista con una presencia dominante en varias alcaldías. Esta organización, conocida por su violencia extrema, ha extendido sus operaciones a la Ciudad de México, desafiando la narrativa de que la capital estaba protegida contra el crimen organizado. Su influencia se siente en actividades que van desde la distribución de drogas hasta la extorsión.
El Cártel de Sinaloa, otra de las organizaciones señaladas, no se queda atrás. Con una red bien establecida, este grupo ha encontrado en la CDMX un terreno fértil para sus operaciones. La DEA destaca que su presencia no solo se limita al narcomenudeo, sino que incluye sofisticadas redes de lavado de dinero que aprovechan la infraestructura financiera de la ciudad.
La Familia Michoacana, aunque debilitada en otros estados, ha resurgido en la capital con una fuerza renovada. Según el informe, este cártel opera en varias alcaldías, especialmente en zonas vulnerables donde la vigilancia es menor. Sus actividades incluyen el tráfico de personas y el cobro de piso a comerciantes locales.
El Cártel del Noreste, conocido por su brutalidad en estados del norte, también ha dejado su huella en la Ciudad de México. La DEA señala que este grupo está involucrado en el tráfico de armas y en actividades de extorsión que afectan a comunidades enteras. Su presencia en la capital es una señal preocupante de la diversificación de sus operaciones.
Otros cárteles como el del Golfo, los Beltrán Leyva y organizaciones locales como la Unión Tepito completan la lista. Estos grupos han encontrado en la CDMX un mercado lucrativo para sus actividades ilícitas, aprovechando la densidad poblacional y la complejidad urbana para pasar desapercibidos.
La revelación de la DEA pone en entredicho las estrategias de seguridad del gobierno federal y local. A pesar de los operativos y discursos oficiales, la presencia de estos siete cárteles demuestra que el crimen organizado ha ganado terreno en la capital, un lugar que debería ser el ejemplo de orden y seguridad en el país.
La falta de acción efectiva para frenar esta ola de delincuencia organizada genera incertidumbre entre los capitalinos. La Ciudad de México, que alguna vez se jactaba de ser un oasis frente al caos de otras regiones, ahora enfrenta una realidad donde la violencia y el miedo se infiltran en sus calles.
El informe de la DEA no solo es un llamado de atención para las autoridades, sino también un recordatorio de los retos que enfrenta la sociedad mexicana. La lucha contra el narcotráfico en la capital requiere más que promesas; exige una estrategia integral que aborde las raíces del problema.
Mientras los cárteles consolidan su poder en la CDMX, los ciudadanos se preguntan cuánto tiempo más podrán convivir con esta amenaza silenciosa. La seguridad de la capital está en juego, y las respuestas del gobierno parecen no estar a la altura de la gravedad del problema.

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Siete cárteles operan en la CDMX: la DEA expone la crisis de inseguridad en la capital
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