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Apoyos insuficientes y obras a medias en comunidades rurales de Chihuahua

En las comunidades rurales de Chihuahua, miles de familias siguen enfrentando las duras consecuencias de la sequía, mientras los apoyos del gobierno estatal apenas alcanzan para mitigar la crisis. La Secretaría de Desarrollo Rural ha entregado 15 mil toneladas de maíz molido a 10 mil productores, pero muchos consideran que esta ayuda es solo un paliativo que no resuelve los problemas de fondo en el campo.
La distribución de estos insumos comenzó en municipios como Cusihuiriachi, donde se entregaron las primeras 200 toneladas en un evento coordinado con el gobierno municipal. Sin embargo, los productores señalan que la cantidad de maíz es insuficiente para sostener al ganado durante la temporada de sequía, que ha golpeado con fuerza a la región.
Mauricio Hernández, director de Desarrollo Agropecuario, asegura que la prioridad es respaldar a los campesinos en situaciones de emergencia. Pero las voces en el campo discrepan: muchos denuncian que la logística de entrega es lenta y que los apoyos no llegan a todos los que los necesitan, dejando a comunidades enteras en la incertidumbre.
Además del maíz, el gobierno estatal ha impulsado obras de infraestructura, como la pavimentación de calles en Ciudad Juárez, con una inversión de más de 14.5 millones de pesos. Estas obras, según las autoridades, benefician a más de 32 mil personas en colonias como Carlos Castillo Peraza y Parajes de San Isidro. Sin embargo, los habitantes de zonas rurales cuestionan por qué los recursos no se destinan a proyectos que enfrenten directamente la crisis agrícola.
En la Sierra Tarahumara, la estrategia “Juntos por la Sierra” ha llevado paquetes de maíz y frijol a comunidades indígenas. La entrega, realizada en colaboración con el municipio de Chínipas, busca fortalecer la alimentación de los habitantes. Pero los beneficiarios advierten que estos apoyos son esporádicos y no garantizan una solución a largo plazo para la inseguridad alimentaria.
Otro programa destacado es la entrega de equipamiento y uniformes a Centros de Integración Social en varios municipios, beneficiando a niños y adolescentes. También se han proporcionado utensilios de cocina a albergues rurales en Julimes, Meoqui, Rosales, Aldama y Chihuahua. Estas acciones, aunque bien recibidas, no abordan las necesidades estructurales del campo, como la falta de agua y la modernización de los sistemas de riego.
Los productores agropecuarios han recibido convocatorias para acceder a más apoyos, como alimento para ganado y financiamiento para infraestructura. Las reglas de operación de estos programas, publicadas por la Secretaría de Desarrollo Rural, prometen transparencia, pero los trámites burocráticos y los requisitos estrictos dificultan que los pequeños ganaderos puedan beneficiarse.
La sensación entre los campesinos es de abandono. Aunque el gobierno presume resultados, las comunidades rurales siguen luchando contra la sequía, la pobreza y la falta de oportunidades. Las obras y los apoyos, aunque necesarios, no alcanzan para transformar la realidad de un sector que clama por soluciones de fondo.

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