La violencia en Sinaloa no da tregua. Este jueves, autoridades federales y estatales se movilizaron en Navolato y Culiacán tras el hallazgo de artefactos explosivos improvisados, un nuevo capítulo en la escalada de inseguridad que azota al estado. La Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa confirmó el decomiso de estos dispositivos, sin reportar detenciones, lo que genera más preguntas que respuestas.
En Culiacán, elementos de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano, la Marina, la Fiscalía General de la República y la Fiscalía estatal aseguraron 13 artefactos explosivos en un operativo conjunto. La operación, que buscaba desmantelar un campamento clandestino, puso en evidencia la presencia de grupos criminales armados que operan con impunidad en la capital sinaloense.
Por su parte, en Navolato, las autoridades localizaron un número no especificado de explosivos en una zona rural. Aunque no se han revelado detalles sobre el lugar exacto, el hallazgo refuerza la percepción de que la delincuencia organizada tiene un control alarmante en amplias regiones del estado. Los dispositivos fueron trasladados para su análisis, pero la falta de información sobre los responsables agrava la incertidumbre.
La situación en Sinaloa es un reflejo del colapso en la estrategia de seguridad. En las últimas semanas, el estado ha sido escenario de enfrentamientos armados, narcobloqueos y ataques a fuerzas de seguridad. Los ciudadanos, atrapados en el fuego cruzado, viven con miedo ante la incapacidad de las autoridades para contener la violencia.
El gobierno estatal, encabezado por Rubén Rocha Moya, ha guardado silencio sobre los operativos más allá de comunicados escuetos. La ausencia de un mensaje claro y acciones contundentes solo alimenta la desconfianza de la población, que exige respuestas frente a la creciente amenaza de los grupos criminales.
En redes sociales, videos y fotos de vehículos incendiados y bloqueos carreteros circulan sin cesar, mostrando el caos que se vive en las calles. La ciudadanía reporta una sensación de abandono, mientras los operativos parecen no ser suficientes para frenar la ola de violencia que se intensifica día con día.
Este nuevo hallazgo de explosivos se suma a una lista de incidentes similares en Sinaloa. En abril, se encontraron artefactos en un campamento en Navolato, y en febrero, otro operativo desmanteló un sitio con explosivos, armas y drogas. La repetición de estos eventos pone en duda la efectividad de las autoridades para desarticular a los grupos delictivos.
Mientras tanto, la población de Culiacán y Navolato permanece en alerta. Las recomendaciones oficiales de evitar ciertas zonas y mantenerse en casa son un recordatorio constante de que la seguridad en Sinaloa está lejos de ser una realidad. La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta cuándo seguirá esta pesadilla?