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Senado mexicano rechaza tajantemente la propuesta de EE.UU. de imponer un impuesto del 5% a las remesas

El Senado de la República se ha pronunciado con firmeza contra una iniciativa del Congreso de Estados Unidos que busca gravar con un 5% las remesas enviadas por migrantes mexicanos. La propuesta, impulsada por el republicano Jason Smith, ha generado una reacción unánime de rechazo entre los legisladores mexicanos, quienes la califican como una medida arbitraria e injusta.
La iniciativa forma parte de un proyecto de ley en EE.UU. conocido como “The One, Big, Beautiful Bill”, que incluye diversas medidas fiscales. Entre ellas, destaca este impuesto que afectaría directamente a los migrantes que envían dinero a sus familias en México, una práctica vital para millones de hogares mexicanos. Según los senadores, esta medida no solo es discriminatoria, sino que también pone en riesgo la economía de ambos países.
Las remesas representan una de las principales fuentes de ingresos para México, con un récord de 64,745 millones de dólares en 2024. En el primer trimestre de 2025, el país recibió 14,269 millones de dólares, un aumento del 1.3% respecto al mismo periodo del año anterior. Estos recursos, que equivalen a casi el 4% de la economía mexicana, son fundamentales para el sustento de muchas familias.
El Senado mexicano argumenta que los migrantes ya pagan impuestos en Estados Unidos, independientemente de su estatus migratorio. Por ello, consideran que el impuesto propuesto constituye una doble tributación injusta, que grava el 20% de los ingresos laborales que los migrantes destinan a sus seres queridos. Además, el 80% restante de sus ingresos permanece en la economía estadounidense, beneficiando a ese país.
Otro punto crítico es que los impuestos pagados por los migrantes en EE.UU. no se traducen en beneficios sociales para ellos, ya que muchos no tienen acceso a programas públicos. Este hecho, según los legisladores mexicanos, agrava la naturaleza discriminatoria de la propuesta, que parece castigar el esfuerzo de quienes trabajan honestamente para apoyar a sus familias.
Los senadores también advierten que imponer un arancel a las remesas podría tener consecuencias negativas. Estudios técnicos sugieren que esta medida desincentivaría el uso de canales financieros formales, empujando a los migrantes a recurrir a métodos informales para enviar dinero. Esto no solo dificultaría la trazabilidad de los recursos, sino que también aumentaría los riesgos de seguridad para quienes envían y reciben estas transferencias.
En un comunicado firmado por la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política, el Senado hizo un llamado al Congreso estadounidense para reconsiderar la propuesta. Argumentan que este impuesto va en contra de los principios de libertad económica que EE.UU. promueve y contradice el espíritu de cooperación establecido en los acuerdos de libre comercio de América del Norte.
La postura del Senado mexicano refleja un compromiso con la defensa de los derechos de los migrantes, quienes, con su trabajo, fortalecen las economías de México y Estados Unidos. Los legisladores insisten en que las relaciones entre ambos países deben basarse en el diálogo y la cooperación, no en medidas que levanten barreras económicas.
El rechazo a esta iniciativa ha sido respaldado por todas las fuerzas políticas en el Senado, en un raro gesto de unidad. Desde Morena hasta el PAN, PRI, PVEM, PT y Movimiento Ciudadano, los senadores coincidieron en que el impuesto propuesto es una afrenta al esfuerzo de los migrantes y un obstáculo para la estabilidad económica bilateral.
Finalmente, el Senado reiteró su compromiso con una política exterior basada en el respeto y la equidad. La propuesta de gravar las remesas, aseguran, no solo afecta a las familias mexicanas, sino que también amenaza la relación de cooperación entre dos naciones vecinas con profundas conexiones económicas y culturales.

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