La ciudad de Monterrey enfrenta una nueva emergencia ambiental mientras una intensa ola de calor agrava los niveles de contaminación. Este miércoles, cinco de las 15 estaciones de monitoreo del Sistema Integral de Monitoreo Ambiental (SIMA) en el Área Metropolitana reportaron calidad del aire mala, marcada en alerta naranja, lo que representa un riesgo significativo para la población.
Las estaciones más afectadas se encuentran en Santa Catarina, Apodaca, Juárez, Guadalupe y el centro de Monterrey. Estas zonas registran altas concentraciones de partículas PM10 y ozono, contaminantes que se incrementan debido a las condiciones climáticas extremas. La Secretaría de Medio Ambiente estatal señaló que el calor extremo, combinado con la falta de vientos, está empeorando la situación.
Las altas temperaturas, que superan los 40 grados centígrados, promueven la formación de ozono, un contaminante secundario generado por la reacción de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles bajo radiación solar intensa. Este fenómeno, según expertos, es común durante olas de calor, pero en Monterrey la situación se agrava por la actividad industrial y el tráfico vehicular.
La Secretaría de Medio Ambiente advirtió que las condiciones no mejorarán en el corto plazo. La presencia de un sistema de alta presión mantiene el aire estancado, impidiendo la dispersión de contaminantes. Esto ha llevado a que las autoridades recomienden a la población, especialmente a grupos vulnerables como niños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias, evitar actividades al aire libre.
El impacto en la salud es una preocupación creciente. La exposición prolongada a partículas PM10 y ozono puede causar problemas respiratorios, irritación en ojos throats y, en casos graves, complicaciones cardiovasculares. Los especialistas instan a los ciudadanos a permanecer en espacios cerrados durante las horas de mayor radiación solar, generalmente entre el mediodía y las 4 de la tarde.
A pesar de las alertas, las medidas para mitigar la contaminación parecen insuficientes. La falta de regulación estricta sobre emisiones industriales y la dependencia de vehículos de combustión interna continúan siendo un desafío. Organizaciones ambientalistas han criticado la lentitud en la implementación de políticas efectivas para mejorar la calidad del aire en Nuevo León.
El gobierno estatal ha emitido recomendaciones para reducir el impacto, como limitar el uso de vehículos, evitar quemas a cielo abierto y humedecer suelos en construcciones. Sin embargo, la ciudadanía espera acciones más contundentes, como la modernización del transporte público y mayores sanciones a industrias contaminantes.
La situación en Monterrey refleja un problema estructural que combina cambio climático, urbanización descontrolada y falta de planeación ambiental. Mientras las temperaturas siguen en aumento, los regiomontanos enfrentan el desafío de respirar un aire cada vez más tóxico, con pocas soluciones a la vista.
Esta crisis ambiental pone en evidencia la necesidad de un enfoque integral para abordar la contaminación. Los expertos sugieren que, sin cambios significativos en las políticas públicas y la conciencia ciudadana, Monterrey podría enfrentar emergencias similares con mayor frecuencia en el futuro.

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Ola de calor intensifica la crisis de contaminación en Monterrey: estaciones en alerta naranja
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