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Estados Unidos pacta con los Chapitos y desata una cacería contra sus rivales

En un giro que sacude el mundo del crimen organizado, Estados Unidos ha abierto las puertas a la familia de Joaquín “El Chapo” Guzmán, mientras intensifica su ofensiva contra grupos rivales. La entrega de 17 familiares del capo al FBI ha desatado especulaciones sobre un acuerdo que podría cambiar el mapa del narcotráfico en México.
El movimiento se dio días después de que Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, llegara a un acuerdo con la Fiscalía de Chicago para declararse culpable. Expertos en seguridad nacional aseguran que este pacto incluye protección para su familia a cambio de información clave. Samuel González, ex titular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada, señala que Ovidio habría exigido el traslado de sus seres queridos a territorio estadounidense.
La guerra entre Los Chapitos y los herederos de Ismael “El Mayo” Zambada parece ser el trasfondo de esta decisión. Tras la traición y entrega de El Mayo a Estados Unidos, la violencia en Sinaloa se ha disparado. Carlos Mendoza, consultor en seguridad, apunta que sacar a la familia de México responde a la necesidad de protegerlos de las represalias de la facción rival, conocida como la Mayiza.
La inseguridad en Culiacán, epicentro de esta lucha, ha alcanzado niveles críticos. Desde la detención de El Mayo y Joaquín Guzmán López en Texas, la ciudad vive una ola de violencia sin precedentes. Más de 900 asesinatos se han registrado desde septiembre, con secuestros, balaceras y robos que han trastocado la vida cotidiana de los habitantes.
Los reportes indican que Griselda López Pérez, madre de Ovidio, está entre los familiares que cruzaron la frontera. Junto a ella, otras 17 personas cercanas a Los Chapitos habrían buscado refugio en Estados Unidos. Según declaraciones atribuidas a Ovidio, el temor a ser asesinados por la Mayiza es real, especialmente si testifica contra El Mayo.
Mientras tanto, el gobierno mexicano no ha confirmado estos movimientos, dejando un manto de incertidumbre. La falta de claridad alimenta las críticas sobre la incapacidad de las autoridades para contener la violencia desatada por esta pugna entre cárteles. La ciudadanía, atrapada en el fuego cruzado, exige respuestas.
En Sinaloa, la rutina se ha transformado en una pesadilla. Los habitantes enfrentan revisiones de celulares por parte de grupos armados, robos de vehículos y el riesgo constante de quedar en medio de un enfrentamiento. La frase “de la curva para allá mandan los Chapos, de ahí para acá los Mayos” resume la división territorial que mantiene a Culiacán al borde del colapso.
El acuerdo entre Estados Unidos y Los Chapitos no solo protege a la familia de El Chapo, sino que también consolida la presión contra sus enemigos. Esta estrategia, según analistas, podría reconfigurar las alianzas y el poder dentro del narcotráfico, pero a un costo altísimo para la seguridad en México.
La violencia no da tregua, y las autoridades parecen rebasadas. Mientras los cárteles se disputan el control, la población paga las consecuencias de un conflicto que trasciende fronteras. El pacto con los Chapitos es solo una pieza más de un rompecabezas que sigue ensangrentando a México.

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