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Nuevo derrame de hidrocarburo contamina el río Coatzacoalcos y pone en jaque a Veracruz

Un nuevo desastre ambiental sacude el sur de Veracruz. El río Coatzacoalcos, vital para cientos de familias, amaneció cubierto de manchas de hidrocarburo el pasado viernes 9 de mayo. La contaminación, reportada por pescadores y lancheros, se originó en los márgenes del río, a la altura de Minatitlán, dejando un rastro de devastación en la flora y fauna de la región.
El olor a gasolina impregnó el aire desde las primeras horas de la madrugada. Los pescadores, al intentar realizar sus labores, se encontraron con redes y embarcaciones manchadas de crudo. La situación no solo paralizó su trabajo, sino que generó una alerta entre los habitantes de las comunidades cercanas, quienes temen por su salud y su sustento.
Al menos 800 pescadores, agrupados en siete cooperativas, están directamente afectados. La contaminación ha diezmado especies como el robalo, la mojarra y el camarón, que son la base de la economía local. Los comerciantes de mariscos y los lancheros también reportan pérdidas, ya que la actividad en el río se ha detenido casi por completo.
El derrame, según los reportes, podría haberse originado en el muelle 5, cerca de la refinería Lázaro Cárdenas. Sin embargo, las autoridades no han confirmado la fuente exacta ni han implementado medidas inmediatas de contención. La falta de respuesta ha encendido las críticas de los habitantes, quienes aseguran que estos incidentes son cada vez más frecuentes.
En lo que va de 2025, el río Coatzacoalcos ha sufrido múltiples derrames de hidrocarburo. Los pescadores recuerdan al menos otros dos incidentes similares en enero y febrero, que dejaron peces muertos y manglares contaminados. A pesar de las denuncias, las autoridades ambientales y Pemex no han ofrecido soluciones concretas.
La fauna del río está en peligro. Pelícanos, cangrejos y anguilas han sido vistos cubiertos de crudo, mientras que los manglares, esenciales para el equilibrio del ecosistema, están impregnados de combustible. Los expertos advierten que la recuperación de la zona podría tomar años, si es que se toman medidas efectivas.
Los habitantes de Minatitlán y Villa Allende reportan molestias de salud, como irritación en los ojos, dolores de cabeza y problemas respiratorios, debido al fuerte olor del hidrocarburo. Las familias que viven cerca del río temen que la contaminación afecte el agua que consumen, aunque no hay reportes oficiales al respecto.
La economía local está al borde del colapso. Los pescadores han tenido que desplazarse a otras zonas del río, enfrentando mayores costos de combustible y menor captura. Los comercios en el malecón de Minatitlán, que dependen del flujo de visitantes, también han visto una caída en sus ingresos.
A pesar de la gravedad del problema, la respuesta de las autoridades ha sido mínima. La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente anunció inspecciones a las instalaciones de Pemex, pero los pescadores dudan que se sancione a los responsables. La desconfianza crece ante la falta de avances en incidentes previos.
Este nuevo derrame no solo es una tragedia ambiental, sino un recordatorio de la fragilidad de los ecosistemas y la dependencia de las comunidades locales de un río que sigue siendo víctima de la negligencia. La situación en Coatzacoalcos exige atención urgente para evitar un daño irreversible.

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