La automotriz japonesa Nissan enfrenta una de las peores crisis de su historia y ha decidido tomar medidas drásticas para intentar salir a flote. Según información reciente, la compañía planea eliminar 10 mil puestos de trabajo adicionales en todo el mundo, un recorte que se suma a los 9 mil empleos ya anunciados en noviembre pasado. Este nuevo ajuste representa cerca del 15% de su plantilla global, lo que refleja la magnitud de los problemas financieros que atraviesa la empresa.
La reestructura de Nissan responde a una caída significativa en sus ventas, especialmente en mercados clave como Estados Unidos y China. En el último trimestre, la compañía reportó una disminución del 13% en sus ingresos, lo que ha encendido las alarmas entre sus inversionistas. La falta de demanda de sus modelos actuales y la fuerte competencia de fabricantes chinos han golpeado duramente las finanzas de la empresa, obligándola a replantear su estrategia global.
En México, la noticia genera incertidumbre, particularmente en Aguascalientes, donde Nissan opera una de sus plantas más importantes. Aunque no se han especificado cuántos empleos se perderán en el país, la planta mexicana, que produce modelos como el Nissan Kicks para exportación, podría verse afectada. En 2024, Nissan invirtió 700 millones de dólares en esta planta, pero la crisis global pone en duda la continuidad de proyectos similares.
En China, Nissan busca revertir su situación con el lanzamiento de nuevos modelos, incluyendo vehículos eléctricos e híbridos. La empresa espera que estos lanzamientos le permitan recuperar terreno frente a competidores locales que han ganado popularidad. Sin embargo, analistas consideran que la estrategia llega tarde, ya que el mercado chino está dominado por marcas que ofrecen tecnología más avanzada a precios competitivos.
La reestructura también incluye el posible cierre de tres plantas de producción, aunque no se han revelado cuáles serían las afectadas. Esta decisión busca reducir la capacidad de producción global de Nissan en un 20%, una medida que la compañía considera esencial para ajustar sus costos operativos. Sin embargo, el impacto en las comunidades donde operan estas plantas podría ser devastador, con miles de familias enfrentando la pérdida de empleos.
El anuncio del recorte de empleos se produce tras el fracaso de las negociaciones de fusión con Honda, que habrían creado una automotriz valorada en 60 mil millones de dólares. Las diferencias sobre el control de la nueva empresa terminaron por hundir el acuerdo, dejando a Nissan en una posición aún más vulnerable. La compañía ahora enfrenta el reto de recuperar la confianza de sus inversionistas y clientes sin el respaldo de un socio estratégico.
En el ámbito interno, la presión sobre los directivos de Nissan es cada vez mayor. Aunque el CEO Makoto Uchida se mantiene en su puesto, fuentes cercanas a la empresa indican que su liderazgo está en entredicho. La junta directiva evalúa si el equipo actual tiene la capacidad de ejecutar un plan de recuperación sólido, y no se descartan cambios en la cúpula en los próximos meses.
El futuro de Nissan pende de un hilo. Las decisiones que tome la compañía en las próximas semanas serán cruciales para determinar si logra superar esta crisis o si termina perdiendo relevancia en la industria automotriz. Por ahora, miles de trabajadores en todo el mundo esperan con incertidumbre el impacto de estas medidas en sus vidas.

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Nissan anuncia recorte masivo de 10 mil empleos en su reestructura global
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