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Manifestantes exigen justicia tras tragedia en la Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc

Una protesta estremecedora tomó las calles de la Ciudad de México, donde familiares, amigos y ciudadanos indignados se reunieron frente a la Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc para exigir justicia por la muerte de Erick, un menor de 13 años que perdió la vida en un campamento organizado por esta institución. La tragedia, ocurrida en Morelos, ha desatado una ola de críticas por la falta de supervisión y los presuntos abusos cometidos en el lugar.
Erick, un joven con sueños de convertirse en militar, participó en un campamento en Tlalnepantla, Morelos, entre el 23 y 25 de abril. Según el testimonio de su madre, Erika Torbellín, el menor fue sometido a castigos físicos extremos, incluyendo golpes y arrastres, que le provocaron heridas fatales. La autopsia reveló que el adolescente murió por el estallamiento de sus vísceras, desmintiendo versiones iniciales de la academia que atribuían el fallecimiento a un golpe de calor o asma.
La Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc, ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, fue clausurada el 28 de abril por el Instituto de Verificación Administrativa de la Ciudad de México. La razón oficial fue la falta de un programa de protección civil, aunque las denuncias de maltrato han puesto en la mira a la institución. Carteles con la leyenda “Justicia para Erick” adornan la fachada del plantel, reflejando el clamor de las familias afectadas.
Erika Torbellín ha denunciado que la academia continuó operando con normalidad tras la muerte de su hijo, lo que ha intensificado la indignación. Otros menores que asistieron al campamento relataron haber sido víctimas de abusos similares, incluyendo golpes, privación de alimentos y agua, y amenazas para no denunciar. Estas declaraciones han llevado a la integración de al menos ocho denuncias por violencia contra menores, según autoridades capitalinas.
La Fiscalía General del Estado de Morelos ha tomado cartas en el asunto, deteniendo a dos personas presuntamente involucradas: Juan Carlos “N”, director de la academia, y Angélica “N”, instructora. Ambos enfrentan cargos por homicidio calificado y permanecen en prisión preventiva mientras se define su situación jurídica. La investigación busca esclarecer las circunstancias exactas de la muerte de Erick y determinar responsabilidades.
La alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, ha prometido no descansar hasta que se haga justicia. Según sus declaraciones, más de 30 menores habrían sido víctimas de maltratos en el campamento. La alcaldía ha brindado apoyo psicológico y jurídico a las familias, además de solicitar la clausura permanente del plantel para evitar que se repitan estas tragedias.
A pesar de la clausura, la Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc anunció que reanudaría clases en línea, argumentando que el derecho a la educación no puede ser suspendido. Esta decisión ha generado controversia, ya que muchos consideran que la institución debería enfrentar consecuencias más severas antes de continuar sus actividades.
La muerte de Erick ha reavivado el debate sobre la regulación de academias militarizadas en México. Familiares y activistas exigen que este tipo de instituciones sean investigadas a fondo, argumentando que sus métodos pueden poner en riesgo la integridad de los menores. La tragedia ha dejado una marca imborrable en la comunidad, que sigue clamando por respuestas y medidas que garanticen la seguridad de los estudiantes.
El caso de Erick no es aislado. Otros testimonios, como el de Fernando, un menor que regresó del campamento con un brazo fracturado tras ser obligado a pelear por comida, han fortalecido las acusaciones contra la academia. Las autoridades han confirmado que el campamento carecía de permisos para realizarse, lo que agrava las irregularidades en torno al caso.
Mientras la investigación avanza, la memoria de Erick se mantiene viva en las protestas y en el corazón de quienes lo conocieron. Su historia es un recordatorio doloroso de las consecuencias de la negligencia y la falta de supervisión en instituciones que prometen disciplina, pero que, en este caso, terminaron marcadas por la tragedia.

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