India y Pakistán, dos potencias nucleares con una larga historia de tensiones, han acordado mantener un alto al fuego tras intensos días de enfrentamientos en la disputada región de Cachemira. El anuncio, realizado el sábado 10 de mayo, llega después de una escalada de violencia que dejó decenas de muertos y generó preocupación global por el riesgo de un conflicto mayor.
El acuerdo, mediado por Estados Unidos, fue confirmado por ambos países casi simultáneamente. El presidente estadounidense, Donald Trump, destacó el papel de su administración en las negociaciones, asegurando que el cese de hostilidades es un paso hacia la estabilidad regional. Sin embargo, India minimizó la intervención externa, afirmando que el pacto se logró directamente entre Nueva Delhi e Islamabad.
Los combates, que comenzaron tras un atentado el 22 de abril en Pahalgam, Cachemira, donde murieron 26 turistas, marcaron la peor crisis entre ambos países en décadas. India acusó a grupos extremistas con base en Pakistán, mientras que Islamabad negó cualquier vínculo con el ataque. Esto desató una serie de bombardeos cruzados, con ataques a bases militares y zonas civiles.
Apenas horas después del anuncio del alto al fuego, India denunció violaciones por parte de Pakistán en Srinagar y Jammu, reportando explosiones y actividad de drones. Pakistán, por su parte, afirmó que el acuerdo no incluye la Línea de Control en Cachemira, una frontera de facto que sigue siendo un punto de fricción. Ambas partes han intercambiado acusaciones, generando dudas sobre la solidez de la tregua.
A pesar de las tensiones, el alto al fuego ha traído un alivio temporal a los residentes de Cachemira. En ciudades como Uri y Kupwara, los habitantes han expresado su alegría por el cese de los bombardeos, aunque muchos evalúan los daños causados por los ataques recientes. La región, dividida entre India y Pakistán desde 1947, sigue siendo un foco de conflicto histórico.
El papel de la comunidad internacional ha sido clave en presionar por la desescalada. Países como China, Arabia Saudí y miembros del G7, junto con la ONU, instaron a ambos gobiernos a buscar una solución pacífica. El secretario general de la ONU, António Guterres, celebró el acuerdo como un posible camino hacia una paz duradera.
Las negociaciones entre India y Pakistán continuarán el 12 de mayo, con conversaciones programadas entre los jefes militares de ambos países. El objetivo es discutir una posible reducción de tropas en la Línea de Control y abordar las tensiones de fondo. Sin embargo, expertos advierten que el fuerte nacionalismo de ambos gobiernos podría complicar un acuerdo a largo plazo.
El conflicto en Cachemira no es nuevo. Desde la partición de 1947, India y Pakistán han librado varias guerras por esta región montañosa. La disputa territorial, combinada con diferencias religiosas y políticas, ha mantenido la zona como uno de los puntos más militarizados del mundo.
A pesar del alto al fuego, medidas como la suspensión de visas, el comercio y el Tratado de las Aguas del Indo, impuestas por India tras el atentado, siguen vigentes. Esto sugiere que la normalización de las relaciones bilaterales aún está lejos de lograrse.
Por ahora, el mundo observa con cautela. La tregua ha evitado una guerra abierta, pero la fragilidad del acuerdo y la complejidad del conflicto en Cachemira mantienen la incertidumbre sobre si este pacto marcará un verdadero punto de inflexión en la rivalidad entre India y Pakistán.

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India y Pakistán pactan mantener la paz: ¿Un nuevo capítulo en su histórica rivalidad?
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