Un macabro hallazgo sacudió la tarde del domingo 11 de mayo en el kilómetro 77 de la carretera San Juanito-Bocoyna, en el municipio de Bocoyna, Chihuahua. El cuerpo de un hombre sin vida, con heridas de arma de fuego, fue encontrado a un lado de la vía, acompañado de cinta adhesiva y casquillos de alto calibre. La escena evidencia, una vez más, la crudeza de la inseguridad que azota la región.
El hombre, de entre 25 y 30 años, aún no ha sido identificado. Vestía un pantalón café, sudadera azul y calcetines del mismo color, pero no llevaba calzado. Su descripción física indica que era de complexión delgada, tez morena, con cabello castaño oscuro y una estatura aproximada de 1.60 metros. La falta de identificación complica las investigaciones, mientras las autoridades buscan pistas para esclarecer el caso.
En el lugar, personal de la Fiscalía de Distrito Zona Occidente acordonó la zona y recabó evidencias. Entre los hallazgos, destacaron casquillos de calibres .223 y 7.62 x 39 milímetros, comúnmente usados en armas de alto poder. Además, un trozo de cinta adhesiva café fue recolectado, sugiriendo un posible acto premeditado. Los indicios apuntan a un crimen violento, pero los motivos aún son un misterio.
La carretera San Juanito-Bocoyna, conocida por conectar destinos turísticos como Creel y las Barrancas del Cobre, se ha convertido en un punto rojo para la delincuencia. En los últimos años, esta zona ha registrado enfrentamientos, emboscadas y hallazgos de cuerpos, lo que mantiene en alerta a residentes y visitantes. La presencia de grupos armados en la sierra de Chihuahua agrava la situación.
Las autoridades de Servicios Periciales procesaron la escena, embalando cuidadosamente las pruebas para su análisis. Sin embargo, la falta de avances inmediatos en la identificación de la víctima o los responsables genera incertidumbre. La Fiscalía no ha emitido más detalles, dejando a la comunidad con más preguntas que respuestas.
Este nuevo caso de violencia se suma a una larga lista de incidentes en el estado. Chihuahua, particularmente su zona occidente, enfrenta un repunte de ejecuciones y enfrentamientos que parecen no tener fin. La incapacidad de las autoridades para frenar esta ola delictiva es cada vez más evidente, mientras la población vive con temor.
Los habitantes de Bocoyna y comunidades cercanas exigen respuestas y mayor seguridad. La carretera, vital para el turismo y el comercio local, no debería ser un escenario de miedo. Sin embargo, los hechos demuestran que la tranquilidad está lejos de regresar a estas tierras. La impunidad sigue siendo el mayor obstáculo.
Mientras las investigaciones continúan, el cuerpo fue trasladado para realizar los estudios forenses correspondientes. La esperanza de justicia parece desvanecerse en una región donde la violencia se ha normalizado. Este asesinato es un recordatorio de que la inseguridad sigue ganando terreno, sin que se vislumbre una solución a corto plazo.
El impacto de estos hechos trasciende a las víctimas y sus familias. La economía local, dependiente del turismo, sufre las consecuencias de un entorno cada vez más hostil. Los viajeros evitan la zona, y los negocios locales enfrentan pérdidas. La imagen de Chihuahua como destino seguro se desvanece.
La pregunta que queda en el aire es cuánto tiempo más tendrá que pasar para que las autoridades tomen medidas efectivas. Cada nuevo crimen es una señal de que el problema está lejos de resolverse. La carretera San Juanito-Bocoyna, testigo de este último horror, seguirá siendo un símbolo de la lucha perdida contra la delincuencia.

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Hombre ejecutado en carretera de Chihuahua: la violencia no da tregua
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