Yasmín Esquivel Mossa, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, llegó a la ciudad como parte de su campaña para reelegirse en las elecciones judiciales de 2025. Su visita ha generado revuelo, pues su trayectoria está marcada por controversias que la persiguen desde hace años. La ministra, conocida por su cercanía con Morena y el proyecto de la llamada “Cuarta Transformación”, busca convencer al público de que es la candidata ideal para transformar el sistema judicial mexicano.
Durante su evento en la ciudad, Esquivel destacó su compromiso con una justicia más accesible y equitativa. Habló de la necesidad de combatir la corrupción dentro del Poder Judicial y de acercar la justicia a las comunidades más vulnerables. Según ella, su experiencia de más de 38 años en el servicio público la respalda para liderar este cambio. Sin embargo, sus palabras no han logrado disipar las dudas que rodean su figura.
Uno de los puntos más controversiales de su carrera es la acusación de plagio en su tesis de licenciatura, un escándalo que estalló en 2022. La Universidad Nacional Autónoma de México confirmó que su trabajo presentaba irregularidades, pero Esquivel negó las acusaciones y afirmó que ella fue la víctima de un plagio. Este episodio, junto con señalamientos de plagio en su tesis doctoral, ha dañado su credibilidad ante un sector de la población.
Además, su relación con el empresario José María Rioboó, su esposo, ha sido fuente de críticas. En 2019, se le acusó de conflicto de interés por un fallo del Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México, que ella presidía, a favor de una empresa ligada a Rioboó. Aunque Esquivel ha negado cualquier irregularidad, estos antecedentes han alimentado la percepción de que sus decisiones podrían estar influenciadas por intereses personales.
En su discurso, la ministra insistió en que no busca “administrar lo que hay”, sino transformar el Poder Judicial para que sirva al pueblo. Hizo énfasis en la importancia de la independencia judicial, pero también en la colaboración entre poderes para fortalecer el estado de derecho. Sus propuestas incluyen garantizar una justicia humanista y combatir la impunidad, temas que resonaron entre sus seguidores presentes en el evento.
Sin embargo, no todos están convencidos. Críticos en redes sociales han recordado los escándalos que han marcado su carrera, acusándola de ser una figura más leal a Morena que al interés público. Algunos ciudadanos expresaron su preocupación por la posibilidad de que el Poder Judicial pierda imparcialidad si figuras cercanas al gobierno en turno ocupan cargos clave.
Esquivel también abordó la reforma judicial impulsada por el gobierno federal, defendiendo la elección popular de jueces y magistrados como una forma de democratizar la justicia. Según ella, este proceso permitirá que el pueblo tenga un papel directo en la selección de quienes imparten justicia, aunque no mencionó cómo se garantizará la preparación técnica de los candidatos.
La visita de Esquivel a la ciudad no pasó desapercibida. Mientras algunos la ven como una defensora de la justicia social, otros la consideran un símbolo de los problemas que aquejan al sistema judicial mexicano. Su campaña, que apenas comienza, promete ser una de las más polarizantes de las elecciones de 2025.
Con el proceso electoral en marcha, Yasmín Esquivel enfrenta el desafío de limpiar su imagen y convencer a los votantes de que sus intenciones son genuinas. Las urnas definirán si logra mantenerse en la Suprema Corte o si las sombras de su pasado terminarán por opacar sus aspiraciones.

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Yasmín Esquivel en el ojo del huracán: ¿Ministra de la transformación o de la polémica?
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