La economía informal en México sigue siendo un dolor de cabeza para la modernización del sistema financiero. Según expertos, más del 50% de los trabajadores operan en el sector informal, lo que limita el acceso a servicios bancarios digitales y retrasa la adopción de tecnologías financieras en el país.
Este problema no es nuevo. La falta de formalización laboral impide que millones de mexicanos accedan a cuentas bancarias, créditos o aplicaciones de pago digital. Sin un registro formal, las instituciones financieras enfrentan barreras para incluir a estos trabajadores en el ecosistema digital, lo que perpetúa el uso del efectivo.
El efectivo sigue reinando en México. A pesar del crecimiento del comercio electrónico, más del 80% de las transacciones diarias se realizan en efectivo. Esto no solo frena la digitalización, sino que también representa un riesgo de seguridad y dificulta el seguimiento de actividades económicas.
El comercio electrónico ha crecido un 20% en 2024, alcanzando un valor de 789 mil millones de pesos, según la Asociación Mexicana de Venta Online. Sin embargo, este avance choca con la realidad de un país donde la mayoría prefiere el efectivo, limitando el potencial de soluciones como pagos de cuenta a cuenta o billeteras digitales.
Los expertos señalan que la informalidad también afecta la inclusión financiera. Solo tres de cada diez mexicanos tienen acceso a servicios bancarios formales, a pesar de las altas ganancias reportadas por los bancos. Esto evidencia una desconexión entre las instituciones financieras y las necesidades de la población.
La banca abierta y las billeteras digitales podrían ser la clave para cerrar esta brecha. Estas herramientas permiten transacciones más accesibles y seguras, pero requieren que los usuarios estén integrados en el sistema financiero formal, algo que la informalidad dificulta.
El gobierno y el sector privado enfrentan un reto enorme. Formalizar la economía no solo impulsaría la digitalización, sino que también fortalecería la economía nacional al aumentar la recaudación fiscal y mejorar la transparencia en las transacciones.
A pesar de los avances en tecnología financiera, México sigue rezagado en comparación con otros países de América Latina. La informalidad no solo frena la digitalización, sino que también limita el desarrollo económico y la competitividad del país en el escenario global.
El panorama no es del todo sombrío. Iniciativas como la banca digital y las fintech están ganando terreno, pero su impacto seguirá siendo limitado mientras la informalidad domine. El camino hacia la digitalización financiera exige un esfuerzo conjunto para integrar a millones de trabajadores al sistema formal.