El Estado de México, bajo el gobierno de Delfina Gómez, ha dado un paso hacia la modernización del transporte público con un enfoque en la electromovilidad, especialmente en la zona oriente. La promesa es ambiciosa: reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida de millones de habitantes. Sin embargo, detrás de este proyecto, surgen dudas sobre su implementación y los verdaderos beneficios para la población.
La Línea II del Mexibús, que conecta Ecatepec con la Ciudad de México, es el estandarte de esta iniciativa. Desde su lanzamiento, cuenta con 25 autobuses eléctricos que, según las autoridades, han reducido los tiempos de traslado de 90 a 40 minutos. Este sistema utiliza la Autopista Urbana Siervo de la Nación y se conecta con la Línea 5 del Metrobús, buscando una integración más eficiente con la capital.
Además, en Huixquilucan, el gobierno estatal ha implementado diez taxis eléctricos como parte de un plan piloto. La idea es diversificar las opciones de transporte sostenible, aunque este proyecto aún está en una fase inicial. Las autoridades aseguran que estas acciones son solo el comienzo de una transformación más amplia en el transporte público mexiquense.
El “Foro de Electromovilidad 2024”, organizado por el Instituto del Transporte del Estado de México, fue el escenario donde se discutieron estrategias para electrificar el transporte. En este evento, se habló de la necesidad de colaboración entre transportistas, fabricantes y entidades financieras para renovar las unidades y garantizar la viabilidad económica del proyecto.
Sin embargo, no todo es tan prometedor. La infraestructura para la electromovilidad sigue siendo un gran desafío. La falta de electrolineras y la lentitud en la expansión de la red de carga podrían limitar el impacto de estas iniciativas. En un estado donde millones dependen del transporte público, cualquier error en la planeación podría traducirse en caos para los usuarios.
Otro punto crítico es el costo. Aunque el gobierno de Morena en Edomex presume estos avances, no se ha transparentado cuánto se está invirtiendo ni cómo se financiarán los proyectos a largo plazo. Los mexiquenses merecen saber si este cambio realmente será accesible o si terminarán pagando el precio de una modernización mal ejecutada.
La zona oriente, una de las más pobladas y con mayores problemas de movilidad, es el foco principal de esta transición. Municipios como Ecatepec, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán enfrentan desde hace años un transporte público deficiente, con unidades viejas y tiempos de espera prolongados. La electromovilidad podría ser una solución, pero solo si se implementa con seriedad y compromiso.
Mientras el gobierno de Delfina Gómez celebra estos pasos, la realidad es que la electromovilidad aún está lejos de ser una solución integral. La ciudadanía espera resultados concretos: un transporte digno, seguro y accesible. Por ahora, el camino hacia la modernización está lleno de promesas, pero también de incertidumbre.

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Edomex apuesta por la electromovilidad, pero ¿a qué costo para los mexiquenses?
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