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Comunidad latina en Washington vive con miedo ante redadas migratorias

La comunidad latina en Washington, D.C., está en alerta máxima por el temor a redadas migratorias que han generado incertidumbre en los últimos días. Los rumores sobre operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han llevado a familias a organizarse para protegerse y mantenerse informadas.
En escuelas bilingües como Mundo Verde, los padres han tomado medidas extraordinarias. Algunos instalaron mesas afuera para trabajar desde allí, vigilando a sus hijos ante cualquier señal de agentes migratorios. Otros, en Oyster-Adams, crearon redes de voluntarios para escoltar a los estudiantes desde y hacia la escuela.
El miedo se intensificó tras reportes no confirmados de que ICE podría actuar en lugares con alta población hispana. Un incidente en la escuela Mundo Verde, donde una camioneta negra generó pánico al pasar lentamente, ilustra la tensión que se vive. Aunque resultó ser un camarógrafo, el alivio fue temporal.
Las redadas también han afectado negocios locales. Restaurantes como Millie’s, en el noroeste de Washington, reportaron operativos de ICE, aunque los detalles son escasos. Los empleados, temerosos, evitan hablar, y los dueños no han dado declaraciones claras.
Líderes comunitarios han respondido con rapidez. Organizaciones como Migrant Solidarity Mutual Aid y CARECEN están proporcionando recursos y asesoría legal a los afectados. Estas redes buscan mantener a las familias unidas y seguras en medio de la incertidumbre.
El impacto económico es notable. Sectores como la entrega de comida y la restauración, donde muchos latinos trabajan, enfrentan dificultades por la ausencia de empleados que temen salir de casa. Esto amenaza con debilitar la economía local, según expertos.
La comunidad ha encontrado apoyo en la solidaridad de vecinos no hispanos, quienes se han unido para proteger a los más vulnerables. Madres como Rio Sigala destacan la esperanza que genera ver a otros sumarse a la causa, a pesar del miedo constante.
Mientras las autoridades locales no han confirmado operativos masivos, la percepción de amenaza persiste. La comunidad latina, resiliente, se organiza y se mantiene alerta, enfrentando un clima de temor que ha alterado su vida diaria.

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