En 2018, el gobierno de Chihuahua, bajo la administración de Javier Corral, decidió invertir 85 millones de pesos en la compra de 25 camiones Bowí de la marca china Ankai. La promesa era modernizar el transporte público, pero la realidad ha sido un desastre. Estos vehículos, que funcionan con gas natural comprimido, han presentado fallas desde el primer día, dejando a los ciudadanos con un servicio deficiente y ahora, con un camión menos tras un incendio.
El problema comenzó con una decisión cuestionable: adquirir camiones de una marca sin infraestructura de mantenimiento en el estado. La única agencia de Ankai en México está en Monterrey, a 810 kilómetros de la capital chihuahuense. Esto significa que cualquier refacción o servicio técnico debe venir de Nuevo León, lo que retrasa las reparaciones y encarece los costos. Hasta 2021, no había un Centro de Distribución de Partes en Santa Catarina, dejando a los camiones prácticamente abandonados.
El pasado 7 de mayo, uno de estos camiones Bowí se incendió por completo debido a un cortocircuito en el arnés principal. No es un caso aislado. Santiago De la Peña Grajeda, secretario general de Gobierno, confirmó que las unidades han presentado múltiples desperfectos. En otro incidente este año, un componente del motor de otro camión comenzó a emitir humo, aunque no llegó a incendiarse. Estas fallas han puesto en riesgo la seguridad de los pasajeros.
La falta de planeación no termina ahí. Los camiones no comenzaron a operar hasta 2019, un año después de su compra, porque fue necesario construir una estación de abastecimiento de gas natural que costó 18 millones de pesos adicionales. En total, la inversión supera los 100 millones de pesos, pero los resultados son decepcionantes: un transporte público que no cumple con las expectativas de los chihuahuenses.
Sinomex Trading Company, el único representante de Ankai en México, asegura tener ahora centros de distribución en Santa Catarina, oficinas en Chihuahua y personal capacitado. Sin embargo, las declaraciones del gobierno estatal contradicen esta supuesta mejora. Los camiones siguen fallando, y la falta de refacciones sigue siendo un problema constante. La empresa, con sede en Monterrey, parece estar más enfocada en vender que en garantizar un servicio postventa eficiente.
La compra de estos camiones ha sido criticada por su falta de visión a largo plazo. No solo se eligió una marca con poca presencia en México, sino que no se consideró la logística para su mantenimiento. Mientras tanto, los ciudadanos de Chihuahua pagan las consecuencias con un transporte público que no solo es ineficiente, sino también peligroso.
El incendio del camión Bowí es solo la punta del iceberg. Las fallas mecánicas, los retrasos en las reparaciones y la falta de refacciones han convertido esta inversión millonaria en un ejemplo de cómo una mala decisión puede afectar a miles de personas. Los chihuahuenses merecen un transporte público confiable, no promesas vacías y camiones que se incendian.
Este caso pone en evidencia los errores de la administración pasada, pero también plantea preguntas sobre la supervisión actual. ¿Qué se está haciendo para resolver este problema? Por ahora, los camiones Ankai siguen circulando, o al menos los que no han ardido, mientras los usuarios esperan soluciones que no llegan.

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Camiones chinos en Chihuahua: fallas, incendios y un gasto millonario sin resultados
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