En un movimiento sin precedentes, los líderes de Ucrania, Alemania, Francia, Polonia y Reino Unido se reunieron en Kyiv para lanzar un ultimátum al presidente ruso, Vladimir Putin. La exigencia es clara: aceptar un alto al fuego incondicional de 30 días a partir del lunes. Este esfuerzo busca detener una guerra que ha devastado Ucrania durante más de tres años, dejando miles de muertos y millones de desplazados.
La reunión en la capital ucraniana contó con la participación de figuras clave como el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, el canciller alemán Friedrich Merz, el presidente francés Emmanuel Macron, y los primeros ministros de Polonia y Reino Unido, Donald Tusk y Keir Starmer. Juntos, enviaron un mensaje contundente al Kremlin, respaldados por una conversación telefónica con el presidente estadounidense, Donald Trump.
El ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, destacó que este cese al fuego debe ser completo, abarcando tierra, mar y aire. Según Sybiha, la tregua podría sentar las bases para negociaciones de paz que pongan fin al conflicto iniciado por Rusia en febrero de 2022. La propuesta cuenta con el respaldo de una coalición de 20 países aliados de Ucrania.
Estados Unidos asumirá un rol central al supervisar el cumplimiento de la tregua, según anunció el presidente francés Emmanuel Macron. Los líderes europeos contribuirán activamente en este esfuerzo, demostrando una unidad poco vista en los últimos años. La visita conjunta de estos mandatarios a Kyiv refuerza el compromiso de Europa con la defensa de Ucrania.
El Kremlin, sin embargo, no ha dado una respuesta clara. El portavoz Dmitri Peskov insistió en que cualquier alto al fuego debe incluir el cese de envíos de armas occidentales a Ucrania, una condición que Kyiv y sus aliados rechazan rotundamente. Peskov argumentó que la tregua daría ventaja militar a Ucrania, lo que revela las tensiones en las negociaciones.
La presión sobre Rusia incluye la amenaza de nuevas sanciones masivas si Putin rechaza la propuesta o viola el cese al fuego. El primer ministro británico Keir Starmer subrayó que esta guerra no solo amenaza a Ucrania, sino que busca desestabilizar el orden político europeo. Por ello, los aliados están decididos a no ceder terreno.
Este ultimátum llega tras las recientes celebraciones en Moscú por el 80 aniversario de la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial, donde Putin recibió el respaldo de líderes como el chino Xi Jinping. La visita de los líderes europeos a Kyiv contrarresta la narrativa rusa y envía un mensaje de resistencia y solidaridad.
La guerra ha dejado un saldo devastador: más de 100,000 soldados rusos y 70,000 ucranianos han muerto, según estimaciones independientes. Además, al menos 13,000 civiles han perdido la vida, según datos de la ONU. La propuesta de alto al fuego busca aliviar el sufrimiento y abrir una puerta hacia la paz.
Zelenski, por su parte, reiteró su compromiso con una solución diplomática, pero sin sacrificar la integridad territorial de Ucrania. La coalición de aliados, conocida como la “coalición de los dispuestos”, está lista para aumentar la ayuda militar si Rusia no acepta la tregua, lo que podría escalar aún más el conflicto.
La comunidad internacional observa con atención los próximos pasos de Putin. La unidad de Ucrania y sus aliados, respaldada por la supervisión de Estados Unidos, marca un momento crítico en esta guerra. El mundo espera que este esfuerzo logre frenar la violencia y allane el camino hacia una paz duradera.