El programa Mi Primer Hogar 2025, impulsado por el gobierno de Delfina Gómez en el Estado de México, promete ayudar a jóvenes de 18 a 29 años a construir su propia vivienda. Sin embargo, no todos podrán acceder a este beneficio. El Instituto Mexiquense de la Vivienda Social (Imevis) ha establecido restricciones que limitan el acceso en ciertas ubicaciones, dejando a muchos mexiquenses con la ilusión de un hogar propio en el aire.
El programa ofrece un paquete de materiales para autoconstrucción de una casa de 55 metros cuadrados. Para ser elegible, los solicitantes deben contar con un terreno propio de al menos 80 metros cuadrados y no tener una vivienda a su nombre. Además, deben residir en uno de los 125 municipios del estado. Aunque suena prometedor, las condiciones impuestas por el gobierno estatal han generado críticas por su rigidez.
Una de las principales trabas es la exclusión de terrenos ubicados en zonas de riesgo, con restricciones de preservación ecológica o destinados a usos no habitacionales. Estas áreas, que incluyen reservas naturales, zonas arqueológicas o suelos con conflictos legales, son comunes en varios municipios mexiquenses. Jóvenes que poseen terrenos en estas ubicaciones quedan automáticamente descartados, sin opciones claras para resolver su situación.
El proceso de registro también ha sido señalado como un obstáculo. Los interesados deben realizar un prerregistro en línea del 2 al 27 de junio de 2025, según la inicial de su apellido, en el portal oficial del Imevis. Posteriormente, deben acudir a módulos presenciales con una larga lista de documentos, como CURP, acta de nacimiento, identificación oficial y comprobantes de propiedad del terreno. Cualquier error en la documentación puede resultar en la descalificación.
El gobierno de Morena en el Estado de México ha promovido este programa como un pilar de su política de bienestar. Sin embargo, críticos señalan que las restricciones y la burocracia limitan su alcance. En municipios con alta marginación, donde los jóvenes suelen heredar terrenos en áreas no reguladas, el programa parece más una promesa inalcanzable que una solución real.
Otro punto de controversia es la falta de claridad sobre el número de beneficiarios. El Imevis no ha especificado cuántos paquetes de materiales serán entregados, lo que genera incertidumbre entre los solicitantes. Además, el programa no contempla apoyos económicos directos, lo que obliga a los beneficiarios a asumir costos adicionales para completar la construcción.
En zonas urbanas como Tlalnepantla o Ecatepec, donde los terrenos disponibles suelen estar en áreas con restricciones, los jóvenes enfrentan mayores dificultades para cumplir con los requisitos. En contraste, municipios rurales podrían tener más beneficiarios, pero la falta de acceso a internet y la distancia a los módulos de registro complican el proceso.
La administración de Delfina Gómez asegura que Mi Primer Hogar es un paso hacia la justicia social. Sin embargo, la exclusión de ciertas ubicaciones y las barreras administrativas sugieren que el programa podría no llegar a quienes más lo necesitan. Mientras tanto, miles de jóvenes mexiquenses esperan una oportunidad para hacer realidad el sueño de tener un hogar propio.

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Mi Primer Hogar en Edomex 2025: ¿Jóvenes sin apoyo por trabas burocráticas?
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