Cientos de madres, con el corazón roto pero la fuerza intacta, se reunieron este 10 de mayo en la Ciudad de México para la XIII Marcha de la Dignidad Nacional. Desde el Monumento a la Madre hasta el Ángel de la Independencia, sus voces resonaron exigiendo verdad y justicia por los más de 128 mil desaparecidos en México. Esta movilización, que lleva trece años ininterrumpidos, es un grito contra la indiferencia y la inacción.
El lema de este año, “las madres llegarán a la verdad”, refleja la determinación de estas mujeres que no descansan. No celebran el Día de las Madres; en cambio, lo transforman en un día de lucha. Sus pancartas, fotos de sus seres queridos y consignas como “vivos se los llevaron, vivos los queremos” llenaron las calles de la capital, recordando una herida que no cierra.
La marcha no solo busca a los desaparecidos, sino que también denuncia un clima de inseguridad que azota al país. Las madres señalaron el hostigamiento que enfrentan, así como los asesinatos de al menos 30 buscadoras desde 2010. Acusan a la delincuencia organizada, pero también apuntan a la criminalización desde el aparato estatal, que muchas veces las ignora o las obstaculiza.
La jornada comenzó la noche del 9 de mayo con una velada en el Monumento a la Madre. Ahí, se realizó un pase de lista en memoria de las madres y padres que murieron sin encontrar a sus seres queridos. Este acto simbólico fue un recordatorio de la urgencia de actuar, mientras las familias siguen enfrentando un sistema que les da la espalda.
Los colectivos de madres buscadoras, provenientes de estados como Jalisco, Chihuahua, Veracruz y más, han tomado en sus manos la búsqueda. En lugares como el Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, han excavado fosas clandestinas, enfrentándose a horrores inimaginables. Cada hallazgo es un paso hacia la verdad, pero también un recordatorio de la magnitud de la crisis.
Las exigencias de las madres son claras: búsqueda inmediata y efectiva, fortalecimiento de las fiscalías y comisiones de búsqueda, y el fin de los obstáculos burocráticos. Demandan que las autoridades dejen de simular y actúen para localizar a los desaparecidos, cuyos casos se acumulan sin respuestas concretas.
La marcha también visibilizó la impunidad que rodea los casos de desapariciones. Las madres criticaron la falta de investigaciones serias y la protección a responsables, mientras el número de víctimas sigue creciendo. En un país donde la violencia no cede, estas mujeres se han convertido en un símbolo de resistencia y amor inquebrantable.
A pesar del dolor, la solidaridad entre las familias y los colectivos sigue siendo la fuerza que las impulsa. La XIII Marcha de la Dignidad Nacional no solo es una protesta, sino un mensaje de esperanza: las madres no se rendirán hasta encontrar a sus hijos e hijas. Su lucha, dicen, es por la verdad, la justicia y la memoria de quienes faltan.

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Madres buscadoras claman justicia en la XIII Marcha de la Dignidad Nacional
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