La Ciudad de México está a punto de estrenar una de sus obras más ambiciosas en movilidad: la Ciclovía Gran Tenochtitlán. Este proyecto, impulsado por el gobierno de Clara Brugada, busca conectar el Zócalo capitalino con Periférico Sur, recorriendo 34 kilómetros a lo largo de Calzada de Tlalpan. La iniciativa responde a la creciente demanda de espacios seguros para los ciclistas en una de las avenidas más transitadas de la capital.
La ciclovía, que se construirá a nivel de suelo, estará ubicada en los carriles laterales de la Calzada de Tlalpan, con carriles exclusivos en ambos sentidos. A diferencia de la Calzada Flotante, que será un paso peatonal elevado sobre la Línea 2 del Metro, esta vía estará diseñada específicamente para bicicletas. El objetivo es garantizar seguridad y comodidad a los miles de ciclistas que ya utilizan esta ruta diariamente.
El proyecto también incluye la creación de dos biciestacionamientos masivos, uno en el Metro Universidad (Línea 3) y otro en el Metro Tasqueña (Línea 2). Además, se planean ciclovías transversales para conectar colonias cercanas, lo que ampliará la red de movilidad sustentable en el sur de la ciudad. Estas adiciones buscan facilitar los traslados diarios y fomentar el uso de la bicicleta como alternativa al transporte motorizado.
La Ciclovía Gran Tenochtitlán forma parte de los preparativos para el Mundial de Fútbol 2026, cuando el Estadio Azteca será sede de varios partidos, incluyendo la ceremonia de inauguración. Las autoridades esperan que esta infraestructura no solo beneficie a los residentes, sino también a los millones de turistas que visitarán la capital. La obra se suma a otros proyectos, como la modernización del transporte público y la rehabilitación de bajo puentes en Tlalpan.
Sin embargo, el gobierno de Clara Brugada no ha escapado a las críticas. Aunque la ciclovía promete ser una de las más extensas de la ciudad, algunos ciudadanos y organizaciones han cuestionado la falta de claridad sobre el presupuesto y los tiempos de ejecución. La ausencia de una fecha oficial para el inicio de las obras ha generado incertidumbre entre los vecinos, quienes exigen mayor transparencia en el manejo de los recursos.
Otro punto de controversia es la reducción de carriles para vehículos en Calzada de Tlalpan. Para acomodar la ciclovía, los carriles laterales pasarán de tres a dos en algunos tramos, lo que podría incrementar el congestionamiento vehicular. Este cambio, similar al implementado en Avenida Insurgentes con el Metrobús, ha dividido opiniones entre automovilistas y ciclistas.
A pesar de las críticas, el proyecto tiene un enfoque claro en la sostenibilidad. La Ciclovía Gran Tenochtitlán busca reducir la contaminación, descongestionar las vialidades y promover un estilo de vida más saludable. Con más de 230 kilómetros de ciclovías ya existentes en la CDMX, esta nueva ruta podría consolidar a la capital como una de las ciudades más amigables para los ciclistas en América Latina.
Las autoridades han compartido imágenes preliminares que muestran una ciclovía moderna, con jardineras de concreto, banquetas renovadas y pasos peatonales seguros. Aunque aún no se confirma la fecha de apertura, se estima que los trabajos comenzarán en 2025, con miras a estar listos para el Mundial. La Ciclovía Gran Tenochtitlán promete ser un legado duradero para la movilidad en la Ciudad de México.

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¡La nueva ciclovía de Tlalpan que promete cambiar la CDMX!
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