Un grupo de aficionados del Sevilla FC desató el caos este sábado al irrumpir en la ciudad deportiva del club, tras la derrota ante el Celta de Vigo. La tensión estalló cuando los hinchas, furiosos por la situación del equipo, derribaron una valla de seguridad para ingresar a las instalaciones. Su objetivo era claro: expresar su descontento con la directiva y los jugadores.
La situación escaló rápidamente. Los aficionados lanzaron objetos al autobús del equipo y profirieron insultos, especialmente contra la directiva, con cánticos como “Junior vete ya”. La indignación de los hinchas se centra en la gestión del club, que atraviesa una crisis deportiva con el equipo en la decimosexta posición de LaLiga, apenas seis puntos por encima del descenso.
La Policía Nacional intervino para contener los disturbios. Los agentes se enfrentaron a los aficionados con porras y disparos de pelotas de goma, en un intento por evitar que la situación pasara a mayores. Algunos hinchas lograron colarse en las instalaciones, lo que generó momentos de máxima tensión.
Como medida de precaución, el Sevilla decidió que los jugadores permanecieran dentro de la ciudad deportiva durante la noche. Esta decisión buscaba evitar nuevos altercados, ya que algunos aficionados continuaban en los alrededores. La imagen de los futbolistas atrapados en su propio centro de entrenamiento refleja la gravedad del incidente.
El club ha instalado una verja provisional en la entrada, tras los daños causados por los hinchas. La policía mantiene vigilancia en la zona para garantizar que no haya más incidentes. Sin embargo, la situación sigue siendo delicada, con los aficionados exigiendo cambios inmediatos en la gestión del equipo.
La crisis del Sevilla no es nueva. Desde hace meses, los hinchas han pedido la salida de la directiva, encabezada por José María del Nido Carrasco. La reciente derrota ante el Celta fue la gota que derramó el vaso, desencadenando esta protesta sin precedentes.
El equipo enfrenta un calendario complicado en las próximas semanas. Deberá medirse a Las Palmas, un rival directo en la lucha por evitar el descenso, además de enfrentar al Real Madrid y al Villarreal. Estos partidos serán clave para definir el futuro del Sevilla en la primera división.
Este incidente pone en evidencia la frustración de los aficionados sevillistas. La combinación de malos resultados deportivos y una gestión cuestionada ha llevado a un punto de ruptura, con consecuencias que aún están por verse.