En un nuevo episodio de la crisis de inseguridad que azota Sinaloa, cuatro policías fueron brutalmente asesinados en menos de 48 horas, uno de ellos un agente de investigación. Los hechos ocurrieron entre Mazatlán y Culiacán, dejando un saldo de terror y evidenciando la falta de control en la entidad.
El primer ataque tuvo lugar la noche del miércoles en Mazatlán, cuando dos policías municipales fueron ejecutados mientras cenaban en una taquería en la colonia Pradera Dorada 6. Un grupo armado abrió fuego sin piedad, dejando también a cuatro personas heridas, entre ellas dos civiles.
Horas después, en las primeras horas del jueves, otro policía municipal fue asesinado en Culiacán. Pedro Antonio Aispuro Benítez, de 45 años y con 12 años de servicio, fue emboscado cerca de su domicilio en la colonia 10 de mayo, a bordo de su camioneta.
El cuarto crimen ocurrió la noche del jueves en Mazatlán, donde un agente de investigación de la Fiscalía General de Sinaloa fue acribillado mientras indagaba un presunto secuestro en la colonia Puesta del Sol. Este último ataque ha generado aún más temor entre las corporaciones policiacas.
La ola de violencia ha obligado a las escuelas de Mazatlán a suspender clases presenciales y optar por la modalidad virtual, ante el riesgo que enfrentan estudiantes y docentes. La población vive con miedo, atrapada en una guerra entre facciones del crimen organizado.
Según reportes, los enfrentamientos entre los grupos conocidos como Los Chapitos y La Mayiza, del Cártel de Sinaloa, han escalado en los últimos meses. Desde septiembre de 2024, se han registrado más de 1,200 homicidios en el estado, con un promedio de seis asesinatos diarios.
La Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa ha confirmado los hechos, pero las acciones para frenar la violencia parecen insuficientes. Los bloqueos carreteros y los enfrentamientos armados continúan, mientras las autoridades locales y federales no logran contener la situación.
Con estos asesinatos, ya suman 22 policías locales ultimados en Sinaloa en lo que va de 2025, según datos de medios y organizaciones. La falta de estrategias efectivas para combatir el crimen organizado mantiene a la entidad en un estado de alerta constante.
Este nuevo capítulo de violencia pone en evidencia la fragilidad de las instituciones de seguridad en Sinaloa. La ciudadanía exige respuestas y medidas concretas para recuperar la paz, mientras el gobierno estatal y federal enfrentan críticas por su incapacidad para garantizar la seguridad.
La situación en Sinaloa es un reflejo de la crisis de inseguridad que atraviesa México, donde los policías, en lugar de ser protegidos, se han convertido en blancos fáciles del crimen organizado. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá esta pesadilla?

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Violencia sin freno en Sinaloa: cuatro policías asesinados en menos de 48 horas
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