En vísperas del Día de la Madre, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha reconocido el esfuerzo heroico de las madres buscadoras, mujeres que enfrentan enormes obstáculos para encontrar a sus seres queridos desaparecidos. Estas madres, junto con hijas e hijos que buscan a sus propias madres, han transformado su dolor en una lucha colectiva por la verdad y la justicia.
La crisis de desapariciones en México es una de las más graves del mundo, con más de 127,000 personas no localizadas según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas. Desde la década de 1950, este problema ha crecido, y las familias afectadas, en su mayoría mujeres, han tenido que asumir un rol que debería corresponder al Estado. Las buscadoras no solo enfrentan la indiferencia de las autoridades, sino también riesgos constantes para su seguridad.
A pesar de las barreras burocráticas y la falta de recursos, estas mujeres se han organizado en colectivos que operan en todo el país. Desde Tamaulipas hasta Jalisco, las madres buscadoras han creado redes de apoyo para rastrear pistas, realizar búsquedas en campo y exigir respuestas. Su trabajo ha llevado al descubrimiento de cientos de fosas clandestinas, evidenciando la magnitud de la tragedia.
La ONU-DH destacó que las buscadoras han visibilizado su amor inquebrantable hacia sus hijas e hijos a través de marchas, memoriales y acciones públicas. La Marcha de la Dignidad Nacional, que este 10 de mayo llega a su edición número 13, es un ejemplo de su resistencia. En ella, miles de mujeres alzan la voz para exigir justicia y el esclarecimiento de los casos.
El reconocimiento de la ONU-DH también pone énfasis en los peligros que enfrentan estas activistas. En los últimos 10 años, al menos 27 familiares buscadores, principalmente madres, han sido asesinados. Cinco de estos casos han ocurrido en el actual sexenio, lo que refleja la vulnerabilidad de quienes se atreven a desafiar la impunidad.
Organizaciones como el Centro de Estudios Ecuménicos y la Iniciativa Spotlight de la ONU han brindado apoyo psicológico y legal a las buscadoras. Estos esfuerzos buscan fortalecer a los colectivos y proporcionar herramientas para que las mujeres continúen su lucha sin perder la esperanza. Sin embargo, la carga sigue recayendo en gran medida sobre sus hombros.
El caso de Teuchitlán, Jalisco, donde se documentaron atrocidades en el Rancho Izaguirre, ha sacudido a la sociedad mexicana y renovado la atención sobre la crisis de desapariciones. Este hecho, junto con la intervención del Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada, subraya la necesidad de medidas urgentes para abordar el problema de manera integral.
La lucha de las madres buscadoras no solo es un acto de amor, sino también un llamado a la conciencia nacional. Mientras el gobierno enfrenta críticas por su manejo de la crisis, estas mujeres continúan demostrando que no descansarán hasta encontrar a sus seres queridos. Su valentía es un recordatorio de la fuerza de la solidaridad en medio de la adversidad.
A medida que se acerca el Día de la Madre, el mensaje de la ONU-DH resuena con claridad: las buscadoras son la reserva moral de México. Su trabajo incansable merece no solo reconocimiento, sino también un compromiso real para garantizar verdad, justicia y seguridad para todas las familias afectadas.

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La ONU-DH exalta la lucha incansable de las madres buscadoras en México antes del Día de la Madre
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