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La Iglesia de Chihuahua, a kilómetros de la fe: ¿dónde está el rumbo de la diócesis?

En Chihuahua, la fe parece caminar por senderos inciertos. La diócesis local, otrora un faro de unión para los católicos, enfrenta cuestionamientos sobre su papel en la comunidad. Lejos de las procesiones que alguna vez congregaron a miles, la Iglesia parece distanciarse de los fieles, mientras las críticas por su falta de acción resuenan en las calles.
La elección del Papa León XIV, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, marcó un hito histórico. Su llegada al Vaticano como el primer pontífice agustino generó expectativas en Chihuahua, una región con una fuerte tradición católica. Sin embargo, la diócesis local no ha capitalizado este momento para revitalizar su conexión con los creyentes.
En los últimos meses, las parroquias de Chihuahua han organizado misas de acción de gracias por el nuevo Papa, pero la asistencia no refleja el fervor de antaño. Las bancas, antes repletas, ahora muestran vacíos que preocupan a los líderes eclesiásticos. La diócesis anunció eventos especiales, pero la respuesta de los fieles ha sido tibia, según reportes locales.
El vocero de la diócesis, Gustavo Sánchez Prieto, ha intentado transmitir optimismo. En comunicados recientes, destacó el apoyo de la comunidad católica al nuevo pontífice. Sin embargo, las palabras no han logrado llenar el vacío que muchos perciben en las actividades religiosas de la región.
La distancia entre la Iglesia y los chihuahuenses no es solo espiritual, sino también práctica. Las procesiones, que solían ser un símbolo de devoción, han perdido relevancia. En su lugar, las preocupaciones cotidianas, como la inseguridad y la crisis económica, dominan las conversaciones de los habitantes.
Algunos feligreses señalan que la diócesis no ha sabido adaptarse a los retos modernos. Mientras otras iglesias en México han abrazado las redes sociales y las transmisiones en línea para acercarse a los jóvenes, en Chihuahua las iniciativas digitales son escasas. Esta desconexión genera un sentimiento de abandono entre las nuevas generaciones.
Por su parte, los líderes eclesiásticos insisten en que la fe sigue siendo un pilar para la comunidad. El obispo José Guadalupe Torres Campos ha llamado a los fieles a unirse en oración por el pontificado de León XIV. Sin embargo, sus mensajes no han logrado revertir la percepción de una Iglesia distante.
La historia de Chihuahua está profundamente ligada a la fe católica, pero hoy esa relación parece desdibujarse. La diócesis enfrenta el desafío de recuperar su lugar como guía espiritual en un momento de cambios globales en la Iglesia. La pregunta que queda en el aire es si logrará acercarse nuevamente a su pueblo o seguirá a varias cuadras de la procesión.

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