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Impacto económico sin precedentes en Roma tras el funeral del papa Francisco y el cónclave para elegir a León XIV

El funeral del papa Francisco y el cónclave que resultó en la elección de León XIV dejaron una marca económica histórica en Roma. Según estimaciones, estos eventos generaron una derrama de 451.1 millones de euros para la ciudad, un fenómeno que transformó la capital italiana en el epicentro de la atención mundial durante semanas.
La muerte del papa Francisco, ocurrida el 21 de abril, atrajo a cientos de miles de fieles y visitantes a la Ciudad del Vaticano. Más de 400,000 personas asistieron a las exequias en la Plaza de San Pedro, mientras que el recorrido del féretro por las calles romanas congregó a multitudes. Este flujo masivo de peregrinos impulsó significativamente el sector turístico local.
Hoteles, restaurantes y comercios en Roma reportaron un aumento sin precedentes en sus ingresos. Los alojamientos, desde pequeños hostales hasta hoteles de lujo, alcanzaron ocupaciones cercanas al 100% durante los días previos y posteriores al funeral. Los negocios cercanos a la Basílica de San Pedro y la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue sepultado Francisco, experimentaron un auge económico notable.
El cónclave, que comenzó el 7 de mayo y culminó con la elección del cardenal estadounidense Robert Prevost como León XIV, mantuvo la atención global en Roma. La Plaza de San Pedro se llenó diariamente con miles de personas esperando la fumata blanca, lo que prolongó la actividad económica en la ciudad. Tiendas de recuerdos, guías turísticos y servicios de transporte también se beneficiaron de la afluencia.
El impacto no se limitó al turismo. La presencia de 164 delegaciones internacionales, incluyendo 54 jefes de Estado y 12 monarcas, generó un gasto adicional en servicios de seguridad, logística y protocolo. Figuras como Donald Trump, Emmanuel Macron y los reyes de España asistieron al funeral, lo que requirió una coordinación masiva y costosa.
Los comercios de artículos religiosos, como rosarios, estampas y velas, vieron un incremento en sus ventas. La demanda de recuerdos relacionados con el papa Francisco y el nuevo pontífice, León XIV, disparó la producción y distribución de estos productos, beneficiando a pequeños artesanos y grandes distribuidores por igual.
El transporte público y privado en Roma también se vio saturado. Los taxis, servicios de alquiler de autos y el metro de la ciudad operaron a máxima capacidad para atender a los visitantes. Este movimiento constante contribuyó a la economía local, aunque también generó retos logísticos para las autoridades romanas.
A pesar de los beneficios económicos, la ciudad enfrentó desafíos. La gestión de multitudes, la limpieza de espacios públicos y el mantenimiento del orden requirieron una inversión significativa por parte del gobierno local. Sin embargo, el balance final refleja un impacto positivo que consolida a Roma como un destino clave en momentos históricos para la Iglesia católica.
El legado del papa Francisco, conocido por su mensaje de sencillez y cercanía con los pobres, contrastó con el esplendor económico de estos eventos. Mientras tanto, la elección de León XIV, el primer papa estadounidense, marca el inicio de una nueva era para la Iglesia, con Roma como testigo de un capítulo inolvidable.
Este fenómeno económico subraya el poder de los eventos religiosos para movilizar masas y generar riqueza. Roma, como sede de la Iglesia católica, demostró una vez más su capacidad para capitalizar su relevancia espiritual y cultural en beneficio de su economía.

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