La presidenta Claudia Sheinbaum ha desatado una nueva controversia al confirmar que su gobierno prepara una demanda contra Google. El motivo: la empresa tecnológica cambió el nombre del Golfo de México por “Golfo de América” en sus mapas, siguiendo un decreto del presidente estadounidense Donald Trump. Este movimiento ha sido interpretado como una afrenta a la soberanía nacional, y Sheinbaum no está dispuesta a dejarlo pasar.
El conflicto comenzó cuando Trump, en su primer día de mandato, firmó una orden ejecutiva para renombrar la plataforma continental de Estados Unidos en el Golfo de México como “Golfo de América”. Sin embargo, Google fue más allá y aplicó el cambio a todo el cuerpo de agua, incluyendo las zonas bajo soberanía de México y Cuba. Sheinbaum calificó esta acción como un error grave que afecta el reconocimiento histórico y geográfico de México.
En su conferencia matutina, la mandataria mostró su indignación. Subrayó que el Golfo de México es un nombre reconocido internacionalmente desde el siglo XVII, respaldado por tratados y organismos como la Organización Hidrográfica Internacional. Según Sheinbaum, Google no tiene derecho a renombrar territorios fuera de la jurisdicción estadounidense, y su decisión es una clara violación de normas internacionales.
El gobierno mexicano ya envió dos cartas a Google, una al director ejecutivo Sundar Pichai y otra al vicepresidente de Asuntos Gubernamentales, Cris Turner. En ellas, se exige que el cambio se limite a las aguas bajo control de Estados Unidos. Sin embargo, la respuesta de Google no ha convencido a Sheinbaum. La empresa argumentó que muestra “Golfo de América” en Estados Unidos y “Golfo de México” en México, pero para el resto del mundo usa ambos nombres, lo que México considera inaceptable.
Sheinbaum ha dejado claro que no se trata de un simple cambio de nombre, sino de un asunto de soberanía. En tono enérgico, afirmó que una empresa privada no puede renombrar territorios mexicanos. Advirtió que, si Google no corrige su postura, la Consejería Jurídica de la Presidencia ya está analizando los pasos para presentar una demanda civil. Este ultimátum ha generado un intenso debate sobre los límites de las empresas tecnológicas.
La presidenta también aprovechó para criticar la influencia de Google como referencia global. Aunque es una empresa privada, sus mapas son usados por millones, lo que amplifica el impacto de sus decisiones. Sheinbaum insistió en que Google debe respetar las normativas internacionales y revisar el decreto de Trump, que solo aplica a la plataforma continental estadounidense, equivalente a 22 millas náuticas desde su costa.
En contraste, la Enciclopedia Británica ha respaldado la posición de México. La editorial anunció que mantendrá el nombre “Golfo de México” en sus publicaciones, argumentando que es un cuerpo de agua internacional y que Estados Unidos no tiene autoridad para renombrarlo en su totalidad. Este apoyo ha sido celebrado por Sheinbaum, quien lo usó para reforzar su postura contra Google.
El conflicto ha escalado rápidamente, y la amenaza de una demanda ha puesto a Google en el centro de la controversia. Mientras Sheinbaum defiende la soberanía mexicana, las críticas no se han hecho esperar. Algunos acusan a la presidenta de priorizar este tema sobre problemas urgentes como la inseguridad o la economía. Otros ven en su postura un intento de proyectar fuerza ante un escenario internacional complejo.
La tensión entre México y Google no parece disminuir. La nueva carta enviada por el canciller Juan Ramón de la Fuente establece que cualquier referencia al “Golfo de América” debe limitarse a la jurisdicción estadounidense. De lo contrario, México procederá con acciones legales. El desenlace de este enfrentamiento podría sentar un precedente sobre el poder de las empresas tecnológicas en cuestiones de soberanía.
Por ahora, el gobierno de Sheinbaum espera la respuesta de Google. La presidenta ha prometido hacer pública la correspondencia para transparentar el proceso. Mientras tanto, el debate sigue creciendo, y la polémica sobre el Golfo de México está lejos de resolverse.