En su natal Chicago, el Papa León XIV, antes conocido como Robert Prevost, es recordado no solo por su fe, sino por su humildad y amor por los placeres sencillos. Cada vez que regresaba a su ciudad, dejaba atrás el protocolo del Vaticano para disfrutar de momentos auténticos con sus amigos agustinos.
Uno de esos placeres era compartir una pizza acompañada de una cerveza fría. Así lo recuerda el padre John Merkelis, presidente del Instituto Providence en New Lenox, quien describe al pontífice como un hombre de gustos simples, lejos de los lujos que su cargo podría implicar.
Pero no solo de pizza vivía el Papa. En sus visitas, también se le podía encontrar disfrutando de tacos y una margarita, siempre con moderación. Merkelis cuenta que en su última visita, en agosto del año pasado, compartieron una comida mexicana mientras conversaban sobre la vida, la fe y las responsabilidades del cardenal.
A pesar de su ascenso a cardenal y luego a Papa, León XIV nunca olvidó sus raíces. Cuando regresaba de Perú, donde fue obispo por casi dos décadas, o de Roma, evitaba hoteles y prefería quedarse en la casa de su hermano John o en el modesto cuarto de huéspedes de los agustinos.
Esta conexión con lo cotidiano lo hacía único. Merkelis, quien lo conoció desde la adolescencia en el seminario, destaca que siempre fue “Bob” para sus amigos, un hombre que valoraba la amistad y las charlas profundas más que cualquier título eclesiástico.
En esas reuniones, la comida era solo una excusa para compartir. Ya fuera una pizza con cerveza o tacos con margarita, el Papa encontraba en estos momentos una forma de mantenerse cerca de su gente y de su pasado.
Incluso en su rol como líder de la Iglesia, León XIV mantuvo esa esencia humilde. Merkelis recuerda que sus conversaciones tocaban desde lo divino hasta lo humano, incluyendo los desafíos de liderar un dicasterio en el Vaticano.
La historia de León XIV en Chicago es un recordatorio de que, sin importar el cargo, las raíces y los momentos simples pueden definir a una persona. Su legado, más allá de lo espiritual, también está en esas noches de risas, comida y buena compañía en su ciudad natal.

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El Papa León XIV y sus gustos simples: pizza, tacos y cerveza en Chicago
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