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Primer día sin papa: Fumata negra en el Vaticano, el cónclave sigue sin acuerdo

El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco arrancó el 7 de mayo en la Capilla Sixtina, pero el primer día terminó sin un nuevo líder para la Iglesia católica. Alrededor de las 21:00 horas, la chimenea de la Capilla Sixtina dejó salir una fumata negra, señal de que los 133 cardenales electores no alcanzaron un consenso. Más de 45,000 personas esperaban expectantes en la Plaza de San Pedro, pero la falta de acuerdo marcó el inicio de este proceso histórico.
El cónclave comenzó con una serie de rituales solemnes. A las 17:46 horas, las puertas de la Capilla Sixtina se cerraron tras el tradicional “extra omnes” (todos fuera), dejando a los cardenales en total aislamiento. Antes de la votación, el cardenal Raniero Cantalamessa lideró un momento de meditación de unos 40 minutos, seguido por un silencio reflexivo. Este primer día, como es habitual, incluyó solo una votación, lo que explica la ausencia de una fumata blanca.
La diversidad de los cardenales, provenientes de 71 países, añade complejidad al proceso. La mayoría, 108 de los 133, fueron nombrados por Francisco, pero no comparten una visión unificada sobre el futuro de la Iglesia. Esta fragmentación, sumada a la falta de candidatos claros, podría alargar las deliberaciones. Algunos expertos señalan que los votos del primer día suelen ser dispersos, como una especie de “sondeo” entre los purpurados.
El segundo día, que inicia este 8 de mayo, será clave. A diferencia del primero, se realizarán cuatro votaciones: dos por la mañana y dos por la tarde. Los cardenales ya no dedicarán tiempo a meditaciones largas, lo que agilizará el proceso. Si no hay consenso, se espera una fumata negra al mediodía y otra hacia las 19:00 horas. Pero si un candidato logra los 89 votos necesarios, la fumata blanca podría aparecer antes, posiblemente a las 10:30 o 17:30 horas.
La ausencia de líderes claros complica las predicciones. Nombres como el italiano Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, o el patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, suenan entre los posibles candidatos. También se menciona al filipino Pablo Virgilio David y a los españoles Cristóbal López y Ángel Fernández Artime. Sin embargo, la falta de alianzas sólidas y la diversidad de posturas hacen que el resultado sea incierto.
El cónclave de 2025 es uno de los más internacionales de la historia. La presencia de cardenales de regiones como Asia y África refleja la visión global de Francisco, pero también genera tensiones. Algunos purpurados conservadores buscan un papa que regrese a posturas tradicionales, mientras otros defienden la línea de apertura impulsada por el pontífice argentino. Estas divisiones podrían influir en la duración del cónclave.
Si no se elige un papa en los primeros tres días, el sábado 10 de mayo será un día de pausa. Los cardenales aprovecharán para rezar, reflexionar y conversar de manera informal. Este receso, que no ha sido necesario en los últimos 150 años, sería un hecho histórico. Después, las votaciones se reanudarían en ciclos de siete escrutinios, con pausas cada tres días, hasta alcanzar un consenso.
La expectación en Roma es enorme. Miles de fieles y curiosos se congregan diariamente en la Plaza de San Pedro, atentos a la chimenea de la Capilla Sixtina. Las campanas de la basílica, que repican solo cuando hay fumata blanca, siguen en silencio. Mientras tanto, los cardenales, alojados en la residencia de Santa Marta, continúan sus deliberaciones en un ambiente de secretismo y solemnidad.
El proceso está diseñado para evitar influencias externas. Los inhibidores de señal en la Capilla Sixtina bloquean cualquier comunicación con el exterior, y los cardenales juran guardar secreto sobre las deliberaciones. Este aislamiento busca garantizar que la elección sea guiada únicamente por la reflexión y la oración, aunque las dinámicas internas entre los purpurados son inevitables.
La Iglesia católica enfrenta un momento crucial. El nuevo papa heredará un legado complejo, con desafíos como la inclusión de minorías, el papel de la mujer y la respuesta a un mundo cada vez más polarizado. Mientras el cónclave avanza, el mundo espera la señal que anunciará al próximo líder de más de 1,300 millones de católicos.

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