Una nueva tormenta de arena atravesó el estado de Chihuahua este 8 de mayo, cubriendo de polvo y caos varias regiones. El fenómeno, conocido como haboob, sorprendió a los habitantes y complicó la visibilidad en carreteras, generando preocupación entre conductores y autoridades.
El evento tuvo su epicentro en el desierto de Chihuahua, donde fuertes vientos levantaron nubes de arena que avanzaron rápidamente. Según reportes, la tormenta afectó principalmente zonas rurales y carreteras como la Chihuahua-Ciudad Juárez, donde la visibilidad se redujo a niveles críticos.
La Coordinación Estatal de Protección Civil emitió alertas para que los conductores tomaran precauciones. Sin embargo, varios tramos carreteros reportaron incidentes menores, como vehículos varados y dificultades para circular. Las autoridades recomendaron evitar viajes no esenciales durante el fenómeno.
Este tipo de tormentas no es nuevo en la región, pero su frecuencia ha aumentado en los últimos años. Expertos señalan que la desertificación y la falta de lluvias contribuyen a estos eventos, que se han vuelto más intensos y recurrentes en el norte del país.
Los habitantes de Chihuahua capital y municipios cercanos compartieron imágenes impactantes en redes sociales. Las fotos muestran cielos oscurecidos y una capa de polvo cubriendo calles, autos y hogares, dando un aspecto casi apocalíptico a la ciudad.
A diferencia de la tormenta de arena de abril, que causó cierres carreteros y afectó gravemente el tráfico, esta vez no se reportaron daños mayores. Sin embargo, la población expresó su preocupación por la falta de medidas preventivas a largo plazo para mitigar estos fenómenos.
Científicos advierten que el cambio climático y la degradación del suelo podrían estar detrás del aumento de estas tormentas. La región enfrenta una sequía prolongada, lo que facilita que los vientos arrastren grandes cantidades de arena y polvo.
Mientras tanto, las autoridades locales pidieron a la ciudadanía mantenerse informada a través de canales oficiales. También se instó a proteger a niños y adultos mayores, ya que la calidad del aire se deteriora significativamente durante estas tormentas.
Este fenómeno vuelve a poner en el centro la discusión sobre el medio ambiente en Chihuahua. La falta de políticas efectivas para combatir la desertificación sigue siendo un desafío para el estado, que enfrenta un entorno cada vez más hostil.
La tormenta de arena dejó tras de sí un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la urgencia de actuar. Chihuahua, atrapada entre el desierto y el cambio climático, espera soluciones que vayan más allá de las alertas temporales.

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Otra tormenta de arena sacude Chihuahua: el desierto no da tregua
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