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La UNAM bajo asedio: encapuchados desatan caos en Ciudad Universitaria

Este jueves, la Universidad Nacional Autónoma de México se vio sacudida por actos violentos que dejaron un rastro de destrucción en sus instalaciones. Un grupo de personas encapuchadas irrumpió en Ciudad Universitaria, desatando el caos con agresiones y destrozos que han encendido las alarmas en la comunidad universitaria.
La máxima casa de estudios emitió un comunicado contundente, condenando enérgicamente estas acciones que atentan contra el espíritu académico. Los encapuchados, según la UNAM, no solo vandalizaron espacios, sino que pusieron en riesgo la seguridad de estudiantes, profesores y trabajadores.
El rectorado señaló que estos actos no tienen justificación y subrayó que la violencia no puede ser el camino para resolver conflictos. Las imágenes de los destrozos, que circularon en redes sociales, muestran paredes pintadas, mobiliario roto y un ambiente de tensión que contrasta con la vocación educativa de la universidad.
A pesar de la gravedad de los hechos, la UNAM hizo un llamado al diálogo, insistiendo en que solo a través de la comunicación y los valores universitarios se podrán encontrar soluciones. La institución destacó que está abierta a escuchar demandas, pero rechaza categóricamente cualquier forma de agresión.
Los incidentes de este jueves no son aislados. En los últimos años, la UNAM ha enfrentado protestas violentas, tomas de instalaciones y enfrentamientos que han afectado el desarrollo académico. La presencia de grupos encapuchados, muchos de ellos ajenos a la comunidad universitaria, ha sido una constante en estos episodios.
La universidad también pidió a las autoridades correspondientes reforzar la seguridad en los alrededores de sus planteles. La falta de vigilancia efectiva en las inmediaciones de Ciudad Universitaria ha sido un reclamo recurrente, ya que facilita la irrupción de personas que buscan desestabilizar el entorno.
La comunidad estudiantil, por su parte, se encuentra dividida. Mientras algunos exigen medidas más firmes contra los responsables, otros piden que se atiendan las posibles demandas detrás de estas protestas. Lo cierto es que el ambiente de inseguridad dentro y fuera del campus sigue siendo una preocupación creciente.
Estos hechos violentos no solo dañan el patrimonio de la UNAM, sino que golpean el corazón de una institución que ha sido pilar de la educación en México. La universidad reiteró su compromiso con la paz y la resolución pacífica de conflictos, pero el desafío de garantizar un entorno seguro permanece.

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