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¡Histórico! El nuevo Papa se prepara en la Sala de las Lágrimas antes de su primera aparición

En un momento cargado de simbolismo, el nuevo Papa, recién elegido en el cónclave de 2025, ha cruzado el umbral de la Capilla Sixtina hacia la Sala de las Lágrimas. Este pequeño espacio, oculto tras el imponente Juicio Final de Miguel Ángel, es donde el Sumo Pontífice vive un instante de introspección antes de presentarse al mundo.
La Sala de las Lágrimas, de apenas nueve metros cuadrados, es un lugar austero pero profundamente significativo. Aquí, el nuevo líder de la Iglesia Católica se despoja de sus vestiduras cardenalicias y se reviste con la sotana blanca que lo identificará como Vicario de Cristo. El nombre del espacio evoca la emoción que embarga a los pontífices al asumir su nueva responsabilidad.
Según la tradición, este momento es tan abrumador que muchos Papas han derramado lágrimas en esta sala. El Papa Gregorio XIV, en 1590, fue el primero en dejar constancia de esta reacción, dando origen al nombre del lugar. Desde entonces, cada nuevo Pontífice ha vivido esta experiencia única, enfrentándose en soledad al peso de su misión.
Acompañado solo por el cardenal camarlengo y el maestro de ceremonias litúrgicas, el Papa electo elige entre tres sotanas blancas de diferentes tallas. También recibe el Anillo del Pescador, símbolo de su autoridad, y la muceta, una capa corta que completa su atuendo papal. Este ritual marca la transformación de un cardenal en el Sucesor de Pedro.
La sala está decorada con sencillez: un crucifijo, una imagen de la Virgen María y un pequeño sofá rojo. En una de sus paredes, una lápida de 2013 recuerda la historia de este lugar. Aunque carece de lujos, su carga espiritual es inmensa, pues es aquí donde el Papa toma conciencia de la magnitud de su rol como guía de millones de fieles.
Tras vestirse, el nuevo Papa se prepara para salir al balcón de la Basílica de San Pedro. Desde la Logia de las Bendiciones, pronunciará su primera bendición Urbi et Orbi, un gesto que resonará en la Plaza de San Pedro y en el mundo entero. Este acto marcará el inicio oficial de su pontificado.
El cónclave de 2025, que comenzó el 7 de mayo, ha captado la atención global. La fumata blanca, señal de que la Iglesia tiene un nuevo líder, desató celebraciones en Roma y más allá. Los 133 cardenales electores, provenientes de más de 70 países, deliberaron bajo estrictos protocolos para elegir al 267º sucesor de San Pedro.
Mientras el mundo espera conocer el nombre del nuevo Papa, la Sala de las Lágrimas permanece como un recordatorio de la humanidad detrás del cargo. Este espacio, cerrado al público, es testigo de un instante de vulnerabilidad y fe que precede a uno de los anuncios más esperados: el “Habemus Papam”.

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