El ambicioso proyecto del automóvil eléctrico Olinia, promovido por el gobierno de Claudia Sheinbaum, prometía ser un hito para México. Según la narrativa oficial, este vehículo sería presentado con bombo y platillo en el Estadio Azteca durante la inauguración del Mundial de fútbol en 2026. Sin embargo, las expectativas chocan con una realidad llena de dudas y críticas. El plan, que busca posicionar a México como líder en tecnología automotriz, parece más un sueño propagandístico que una meta alcanzable.
El Olinia, bautizado como el estandarte de la “Cuarta Transformación” en la industria automotriz, ha generado escepticismo desde su anuncio. Expertos señalan que el proyecto carece de una base sólida. No hay claridad sobre la infraestructura necesaria para producir un vehículo eléctrico competitivo a nivel global. Además, el gobierno no ha presentado un plan detallado sobre la inversión, los socios industriales o los plazos reales. Esto ha llevado a muchos a calificarlo como una cortina de humo para distraer de otros problemas nacionales.
La fecha de presentación, fijada para el verano de 2026, parece más un cálculo político que una meta técnica. Según críticos, el gobierno de Morena apuesta por mantener la narrativa de un México innovador durante los próximos 17 meses, sin importar si el proyecto es viable. La elección del Estadio Azteca como escenario no es casual: busca captar la atención mundial durante un evento de gran magnitud. Pero, ¿qué pasará si el Olinia no llega a concretarse? La respuesta, para muchos, es clara: será otro revés para la credibilidad del gobierno.
El contexto económico no ayuda. México enfrenta retos como la inflación y la depreciación del peso, que complican cualquier inversión en proyectos de esta envergadura. Mientras el dólar alcanza los 21 pesos en Chihuahua, según reportes recientes, el gobierno insiste en priorizar iniciativas que, para algunos, son más simbólicas que prácticas. La falta de transparencia sobre el financiamiento del Olinia solo alimenta las sospechas de que los recursos podrían destinarse a fines políticos en lugar de al desarrollo tecnológico.
Otro punto de preocupación es la capacidad industrial del país. Aunque México es un jugador importante en la fabricación de automóviles, la producción de vehículos eléctricos requiere tecnología avanzada y cadenas de suministro especializadas. Países como China y Estados Unidos han invertido miles de millones de dólares durante décadas para dominar este mercado. En contraste, el Olinia parece un esfuerzo apresurado, sin la preparación necesaria para competir. Esto ha llevado a algunos analistas a predecir que el proyecto podría eternizarse o, peor aún, fracasar estrepitosamente.
El impacto político de un posible fracaso no es menor. Para Morena, el Olinia es una bandera de la “soberanía tecnológica” que tanto promueven. Un tropiezo sería, en palabras de un columnista, “un patadón sin revisión del VAR” para la imagen de la 4T. La oposición ya ha comenzado a señalar las inconsistencias del proyecto, acusando al gobierno de vender espejitos mientras problemas como la inseguridad y la pobreza persisten. En Chihuahua, por ejemplo, los titulares locales se centran más en robos y violencia que en los sueños futuristas de un auto eléctrico.
La narrativa oficial, sin embargo, no cede. Funcionarios de alto nivel insisten en que el Olinia revolucionará la industria y creará empleos. Pero las promesas suenan vacías cuando se comparan con la realidad. Otros proyectos insignia de Morena, como el Tren Maya o la refinería Dos Bocas, han enfrentado críticas por retrasos y sobrecostos. El Olinia podría seguir el mismo camino, convirtiéndose en otro ejemplo de grandes anuncios que no llegan a puerto.
Mientras tanto, la ciudadanía observa con una mezcla de esperanza y desconfianza. Para algunos, el Olinia representa el potencial de México para innovar. Para otros, es solo un capítulo más en una serie de promesas incumplidas. Lo cierto es que, a 17 meses de la supuesta gran presentación, el camino está lleno de obstáculos. Sin un cambio drástico en la estrategia, el “carrito de la 4Tesla” podría quedarse atascado antes de siquiera arrancar.

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El Carrito de la 4Tesla: ¿Otro Proyecto Fallido de Morena?
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