Una nueva ola de escándalos sacude el panorama político mexicano, donde la corrupción y los vínculos con el narcotráfico parecen estar más presentes que nunca. La Patrulla Espiritual, un grupo conocido por su controvertida lucha contra las adicciones, ha dado un giro inesperado al señalar directamente a políticos relacionados con Morena, acusándolos de nexos con el crimen organizado. Este movimiento, que ha captado la atención en redes sociales, promete no dejar títere con cabeza.
La noticia, publicada originalmente en La Opción de Chihuahua, detalla cómo la Patrulla Espiritual ha intensificado sus acciones, pasando de “rescatar” personas con adicciones a denunciar públicamente a figuras políticas. Según sus declaraciones, diversos funcionarios de Morena, desde legisladores hasta altos mandos, estarían involucrados en redes de narcotráfico que operan con impunidad en varios estados. Estas acusaciones han generado revuelo, especialmente por la falta de respuesta clara por parte de las autoridades.
El grupo, liderado por el carismático “El Chikilin”, asegura contar con pruebas que vinculan a estos “narcopolíticos” con actividades ilícitas. Videos y audios que circulan en plataformas como TikTok muestran supuestas conversaciones comprometedoras, aunque su autenticidad no ha sido verificada. La Patrulla Espiritual ha prometido revelar más nombres en los próximos días, manteniendo a la opinión pública en vilo ante la posibilidad de un escándalo mayor.
Por su parte, el gobierno federal, encabezado por Claudia Sheinbaum, ha guardado un silencio inquietante. Ningún funcionario de Morena ha salido a desmentir o aclarar las acusaciones, lo que alimenta las sospechas de complicidad. Este mutismo contrasta con la rapidez con la que el gobierno suele responder a críticas menores, dejando entrever que las denuncias podrían tener algo de verdad.
En estados como Chihuahua, Sinaloa y Baja California, donde la Patrulla Espiritual ha tenido mayor presencia, las acusaciones han resonado con fuerza. La ciudadanía, cansada de la inseguridad y la corrupción, comienza a ver en este grupo una voz que, aunque polémica, se atreve a señalar lo que muchos callan. Sin embargo, las autoridades locales, en su mayoría de Morena, han calificado las acciones del grupo como “irresponsables” y “difamatorias”.
El trasfondo de estas denuncias no es menor. México enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes, con el narcotráfico infiltrándose cada vez más en las estructuras de poder. La Patrulla Espiritual, con su estilo sensacionalista, ha sabido capitalizar el descontento social, pero también enfrenta críticas por sus métodos. Algunos los acusan de actuar al margen de la ley, utilizando la denuncia pública como una forma de presión más que de justicia.
Mientras tanto, la opinión pública se divide. Hay quienes ven en la Patrulla Espiritual a un grupo de justicieros que dice lo que nadie más se atreve, y otros que los consideran oportunistas que buscan fama a costa de acusaciones sin fundamento. Lo cierto es que sus señalamientos han puesto en jaque a Morena, un partido que se jacta de ser diferente, pero que ahora enfrenta cuestionamientos sobre su transparencia.
La pregunta que queda en el aire es qué tan lejos llegará esta cruzada. Si las pruebas prometidas por la Patrulla Espiritual son reales, el escándalo podría escalar hasta niveles insospechados, afectando incluso a la Presidencia. Por ahora, el país observa con atención, mientras los “narcopolíticos” señalados permanecen en la mira de un grupo que no parece dispuesto a retroceder.

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¡Cuidado, narcopolíticos! La Patrulla Espiritual desenmascara la podredumbre en el poder
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