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Rubén Rocha bajo fuego tras nuevo baño de sangre en Sinaloa

El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, enfrenta una nueva ola de críticas tras el trágico asesinato de dos niñas en Badiraguato, en un enfrentamiento armado que ha conmocionado al estado. Los hechos ocurrieron el martes en la sierra, donde un choque entre civiles armados y elementos del Ejército Mexicano dejó un saldo devastador.
Las víctimas, de 7 y 11 años, perdieron la vida en medio del fuego cruzado, mientras sus padres y un hermano de 12 años resultaron heridos. La violencia en la región, lejos de disminuir, parece escalar, y la población señala al gobierno de Rocha como incapaz de frenar la inseguridad que azota Sinaloa.
En un mensaje público, Rocha expresó su indignación y prometió que los responsables no quedarán impunes. Sin embargo, sus palabras han sido recibidas con escepticismo por una ciudadanía agotada de promesas vacías. La crisis de violencia en el estado lleva meses sin control, y este nuevo episodio solo aviva el descontento.
El gobernador afirmó que su administración está colaborando con las autoridades federales para investigar los hechos. También aseguró que se brindará apoyo a las familias afectadas, incluyendo asistencia psicológica y económica. Pero para muchos, estas medidas llegan tarde y no abordan el problema de fondo.
Badiraguato, cuna de figuras históricas del narcotráfico, sigue siendo un punto caliente en la lucha entre facciones criminales. La presencia de grupos armados y los enfrentamientos con fuerzas de seguridad son una constante, dejando a la población civil como la principal víctima de esta guerra sin fin.
Las críticas a Rocha no se han hecho esperar. En redes sociales, ciudadanos y activistas han exigido su renuncia, acusándolo de no tener la capacidad para garantizar la seguridad. El hashtag #FueraRocha ha vuelto a circular, recordando protestas previas por casos similares de violencia.
El gobierno estatal, por su parte, insiste en que está tomando acciones. Rocha destacó que dependencias como la Subsecretaría de Derechos Humanos y la Comisión Estatal de Atención a Víctimas ya están en contacto con los familiares. Sin embargo, la falta de resultados concretos sigue alimentando la desconfianza.
Este no es el primer incidente que pone a Rocha en el ojo del huracán. Sinaloa ha registrado cientos de homicidios y desapariciones en los últimos meses, y la percepción de inseguridad crece. La tragedia de las dos niñas en Badiraguato no hace más que profundizar la crisis de gobernabilidad en el estado.
Mientras tanto, la población de Sinaloa espera respuestas. La promesa de justicia y el discurso de indignación de Rocha no parecen suficientes para calmar los ánimos. La violencia sigue cobrando vidas inocentes, y el gobierno de Morena en el estado enfrenta uno de sus momentos más críticos.

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