La noche del martes, un fuerte operativo policial sacudió la Universidad de Columbia en Nueva York, cuando cientos de agentes ingresaron al campus para desalojar a manifestantes pro-Palestina que habían ocupado un edificio administrativo. La acción, que resultó en decenas de detenciones, marcó un punto crítico en las protestas que han encendido universidades de Estados Unidos en las últimas semanas.
Los manifestantes, en su mayoría estudiantes, tomaron el edificio Hamilton Hall en la madrugada del martes, renombrándolo “Hind’s Hall” en memoria de una niña palestina fallecida en el conflicto en Gaza. Con barricadas en las entradas y una bandera palestina ondeando en una ventana, los estudiantes exigían que la universidad corte lazos financieros con Israel y condene la ofensiva militar en la Franja de Gaza.
La Universidad de Columbia, epicentro de estas movilizaciones, había advertido a los manifestantes que enfrentaban la expulsión si no abandonaban el edificio. Tras horas de tensión y un ultimátum incumplido, la rectora Minouche Shafik solicitó la intervención del Departamento de Policía de Nueva York, argumentando que no había otra forma de restablecer el orden y garantizar la seguridad en el campus.
El operativo policial comenzó pasadas las 21:00 horas, con agentes antidisturbios ingresando al Hamilton Hall a través de una ventana en el segundo piso, utilizando una rampa elevada desde un vehículo táctico. Los manifestantes, que no ofrecieron resistencia significativa, fueron detenidos y trasladados en autobuses. La policía también desmanteló un campamento de tiendas de campaña en el campus, instalado desde hace semanas como parte de las protestas.
Las autoridades reportaron al menos 100 arrestos, aunque las cifras exactas varían según los medios. La universidad afirmó que muchos de los ocupantes no eran estudiantes, acusándolos de vandalismo y de bloquear las instalaciones. Sin embargo, los manifestantes insistieron en que su movimiento es pacífico y busca visibilizar la crisis humanitaria en Gaza, donde han muerto más de 34,000 personas, según el Ministerio de Salud local.
Estas protestas, que comenzaron en Columbia a principios de abril, se han extendido a decenas de universidades en Estados Unidos, desde California hasta Massachusetts. Los estudiantes demandan transparencia en las inversiones universitarias y amnistía para los sancionados por participar en las movilizaciones. En otros campus, como la Universidad de Texas y la UCLA, también se han registrado enfrentamientos con la policía y cientos de detenciones.
El desalojo en Columbia ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos, como el expresidente Donald Trump, elogiaron la acción policial y criticaron a la universidad por no intervenir antes, otros condenaron la represión de las protestas. La Casa Blanca, por su parte, calificó la ocupación de edificios como un “enfoque equivocado” y llamó a manifestaciones pacíficas.
La situación en Columbia refleja la creciente polarización en torno al conflicto Israel-Palestina y plantea desafíos para las autoridades universitarias, que buscan equilibrar la libertad de expresión con el orden en los campus. Con las ceremonias de graduación acercándose, la presión para resolver estas tensiones aumenta.
A medida que las protestas continúan, la Universidad de Columbia ha limitado el acceso al campus solo a estudiantes residentes y personal esencial. La policía de Nueva York mantendrá presencia en el área para evitar nuevos campamentos, mientras el debate sobre las demandas de los manifestantes sigue abierto.

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Policía irrumpe en la Universidad de Columbia para desalojar a manifestantes pro-Palestina
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