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¡Escándalo en Dos Bocas! Pemex confirma derrame de petróleo por fugas en ducto

Petróleos Mexicanos (Pemex) admitió un derrame de hidrocarburos en la terminal marítima de Dos Bocas, Tabasco, tras detectarse dos fugas en un ducto que transporta aceite. El incidente, que ha generado indignación entre los habitantes de Paraíso, pone en evidencia los recurrentes problemas de mantenimiento en las instalaciones de la empresa estatal.
El derrame fue reportado el pasado fin de semana, cuando pobladores de la zona costera observaron un líquido aceitoso de color negro llegando a las playas. La mancha ha afectado la flora y fauna local, dejando a pescadores y comunidades sin su principal fuente de sustento. La falta de acción inmediata por parte de Pemex ha encendido las alarmas.
La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) anunció que investigará las causas del derrame y exigirá a Pemex un informe detallado. Sin embargo, la respuesta de la petrolera ha sido tibia, limitándose a confirmar las fugas sin ofrecer soluciones concretas ni plazos para la limpieza de las áreas afectadas.
Sheila Cadena Nieto, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Tabasco, señaló que la fractura de una línea que conecta los centros de extracción marina con la terminal fue la responsable del desastre. Esta declaración no ha calmado a los habitantes, quienes exigen medidas urgentes para mitigar el daño ambiental.
El municipio de Paraíso, donde se ubica la refinería Olmeca, ha sido testigo de múltiples incidentes relacionados con Pemex en los últimos años. Desde derrames hasta incendios, la región enfrenta una crisis ambiental que parece no tener fin bajo la administración actual.
Organizaciones ambientalistas han alzado la voz, acusando a Pemex de negligencia y falta de inversión en infraestructura. La refinería de Dos Bocas, una de las apuestas estrella del gobierno federal, sigue acumulando críticas por su impacto ecológico y los constantes problemas operativos.
La ASEA ha prometido supervisar las labores de contención y limpieza, pero la confianza en las autoridades es mínima. Los habitantes de Paraíso temen que el derrame deje secuelas permanentes en sus ecosistemas, afectando no solo la biodiversidad, sino también el turismo y la economía local.
Este nuevo escándalo pone en entredicho la capacidad de Pemex para operar de manera segura y responsable. Mientras el gobierno federal insiste en fortalecer a la petrolera, los desastres ambientales se acumulan, dejando a las comunidades costeras en una situación de vulnerabilidad extrema.
La indignación crece en Tabasco, donde los ciudadanos exigen respuestas y acciones inmediatas. La pregunta que resuena es clara: ¿hasta cuándo seguirán los derrames sin que nadie asuma la responsabilidad?

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