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Sanción millonaria y clausura para Ternium: Exigen justicia por desastre ambiental en Nuevo León

La empresa Ternium enfrenta una tormenta de críticas tras el derrame de 400 mil litros de cloruro ferroso y agua ácida en el arroyo La Talaverna, en Monterrey. Este incidente, ocurrido el 17 de abril en su planta Churubusco, ha dejado un rastro de devastación ambiental, con tortugas, peces, ranas y hasta castores muertos, según expertos y autoridades locales.
Roberto Chavarría, exdirector de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León, ha señalado que el daño no se limita a las tortugas, como inicialmente se reportó. La fauna del arroyo, incluyendo especies clave como los castores, está en peligro. Estos mamíferos, símbolo de la recuperación ambiental en la región, enfrentan ahora una amenaza directa por los químicos tóxicos vertidos.
Glen Villarreal Zambrano, actual director de Parques y Vida Silvestre, confirmó la gravedad del desastre. Durante inspecciones, se encontraron tortugas muertas y se reportó un impacto severo en el ecosistema. Las cuadrillas de limpieza de Ternium, según Villarreal, han ocultado evidencia de animales afectados, lo que ha generado más indignación.
El experto en medio ambiente, Nesib Inayeh, ha sido contundente: la sanción contra Ternium debe ser millonaria e incluir la clausura de la planta. Argumenta que la empresa ha mostrado negligencia reiterada, afectando no solo el medio ambiente, sino también la salud de las comunidades cercanas al arroyo, que abarca municipios como San Nicolás, Apodaca, Pesquería y Guadalupe.
La Secretaría de Medio Ambiente de Nuevo León, encabezada por Alfonso Martínez Muñoz, anunció que hoy se definirá una sanción ejemplar. Sin embargo, persisten dudas sobre si las autoridades optarán por medidas drásticas, como la clausura o reubicación de la planta, o si se limitarán a multas que no resuelvan el problema de fondo.
Vecinos de la zona han reportado pérdidas devastadoras. Ignacio Barajas, un habitante de Apodaca, denunció la muerte de seis borregos y tres cabras tras beber agua contaminada del arroyo. Estas pérdidas no solo afectan el sustento de familias, sino que evidencian el impacto directo del derrame en la vida cotidiana de la región.
Ternium, por su parte, insiste en minimizar el problema. La empresa afirmó que el material derramado no representa riesgos y que el arroyo ya está normalizado. Sin embargo, estas declaraciones contrastan con los hallazgos de las autoridades y las denuncias de los ciudadanos, aumentando la percepción de opacidad y falta de responsabilidad.
El caso ha reavivado el debate sobre la presencia de industrias contaminantes en zonas urbanas. Legisladores, activistas y ciudadanos exigen que Ternium sea reubicada fuera de la zona metropolitana de Monterrey o, de lo contrario, clausurada definitivamente para proteger la salud pública y el medio ambiente.
La presión social crece, y la decisión que tome el gobierno estatal será clave. Mientras tanto, el arroyo La Talaverna sigue siendo testigo de un desastre que, según los expertos, pudo haberse evitado con mejores controles y responsabilidad corporativa.

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