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Estados Unidos da un giro polémico al cerrar su Oficina de Asuntos Palestinos en Jerusalén

El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha tomado una decisión que sacude las relaciones diplomáticas en Medio Oriente: cerrar su Oficina de Asuntos Palestinos en Jerusalén y fusionarla con la embajada en Israel. Este movimiento, anunciado el 6 de mayo de 2025, refuerza el apoyo de Washington al gobierno israelí, generando críticas por su impacto en el pueblo palestino.
La medida, liderada por el secretario de Estado Marco Rubio, busca unificar todas las operaciones diplomáticas bajo el mando del embajador en Israel, Mike Huckabee. Según el Departamento de Estado, el objetivo es consolidar una sola misión diplomática en la región, alineándose con la visión de Trump de fortalecer los lazos con Israel.
Este cierre no es un hecho aislado. Durante su primer mandato, Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y trasladó la embajada estadounidense desde Tel Aviv, una decisión que ya había generado tensiones. En 2019, el consulado en Jerusalén, que funcionaba como una representación para los palestinos, fue degradado a una unidad dependiente de la embajada.
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, aseguró que la fusión no implica un cambio en el compromiso de Estados Unidos con la paz en la región. Sin embargo, críticos señalan que esta acción dificulta aún más las relaciones con la Autoridad Nacional Palestina, que ya han sido tensas desde el primer gobierno de Trump.
El cierre de la oficina significa que los asuntos palestinos ya no tendrán un canal directo con Washington. En su lugar, estarán subordinados a la embajada en Israel, lo que muchos interpretan como una señal de favoritismo hacia las políticas israelíes. Esto podría complicar cualquier esfuerzo por retomar negociaciones de paz.
Para los palestinos, esta decisión es un nuevo golpe. La Oficina de Asuntos Palestinos, creada en 2022 bajo la administración de Joe Biden, había recuperado cierta autonomía para interactuar directamente con Washington. Ahora, esa independencia se pierde, dejando a los palestinos con menos voz en la diplomacia estadounidense.
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación. Líderes palestinos han calificado la medida como un paso atrás en el camino hacia una solución de dos estados. Algunos analistas advierten que esta acción podría alimentar las tensiones en Cisjordania y Gaza, regiones ya marcadas por conflictos.
Mientras tanto, Estados Unidos insiste en que su compromiso con la seguridad de Israel y la estabilidad regional sigue firme. Huckabee, como embajador, tendrá la tarea de implementar esta fusión en las próximas semanas, un proceso que será observado de cerca por la comunidad global.
El futuro de las relaciones entre Estados Unidos y los palestinos queda en terreno incierto. Con esta decisión, la administración Trump reafirma su postura pro-Israel, pero a costa de alienar aún más a una población que busca reconocimiento y apoyo internacional.

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