En un acto que ha conmocionado a Ixtapaluca, la casa de la madre de la activista Carmen Sánchez fue atacada a balazos en la madrugada del lunes. Una bala atravesó la pared de la vivienda, dejando a la familia en estado de shock.
Carmen Sánchez, conocida por su lucha contra la violencia de género y su labor en casos de feminicidio, desaparición y violencia familiar, señaló que este ataque está dirigido contra ella. La activista no duda en vincular la agresión con su trabajo en defensa de los derechos de las mujeres.
El incidente ocurrió en el municipio de Ixtapaluca, una zona donde la violencia no da tregua. La bala, que impactó en la pared de la casa, es una clara advertencia para Carmen, quien acompaña casos sensibles que incomodan a muchos.
Sánchez ha denunciado que no sabe quiénes son los responsables directos, pero está convencida de que el ataque es una represalia por su activismo. Su labor la ha llevado a enfrentarse a estructuras de poder y a visibilizar la impunidad en casos de violencia contra las mujeres.
La activista, quien fundó la Fundación Carmen Sánchez tras sobrevivir a un ataque con ácido en 2014, ha enfrentado amenazas constantes. Este nuevo episodio pone en evidencia los riesgos que corren quienes alzan la voz en México.
Las autoridades locales no han emitido un pronunciamiento claro sobre el caso. La falta de acción y las respuestas tibias de las instituciones alimentan la percepción de que la inseguridad en el Estado de México está fuera de control.
Carmen ha pedido protección para ella y su familia, pero la respuesta de las autoridades sigue siendo incierta. Este ataque no solo afecta a la activista, sino que envía un mensaje intimidatorio a todas las personas que luchan por justicia en el país.
La Colectiva Nacional 50+1 condenó el atentado y exigió medidas urgentes para garantizar la seguridad de Carmen y su familia. La sociedad civil se ha sumado a las voces que piden justicia y un alto a la violencia contra los defensores de derechos humanos.
Este incidente pone de manifiesto la vulnerabilidad de los activistas en México, donde la impunidad y la violencia parecen ser la norma. La casa de la madre de Carmen Sánchez no es solo un hogar; ahora es un símbolo de la lucha contra el miedo y la injusticia.