En un nuevo golpe a la seguridad en Acapulco, la Secretaría de Marina, junto con otras fuerzas federales, desmanteló 43 cámaras de videovigilancia instaladas ilegalmente por el crimen organizado. Estos dispositivos, conocidos como “cámaras parásitas”, fueron colocados en postes de luz y telefonía en varias colonias del puerto, según reportes ciudadanos que alertaron a las autoridades.
Las cámaras, utilizadas para monitorear los movimientos de las fuerzas de seguridad, representan un desafío directo a la autoridad. Este hallazgo pone en evidencia la audacia de los grupos delictivos, que no solo operan con impunidad, sino que emplean tecnología para vigilar a quienes deberían combatirlos.
El operativo, coordinado entre la Marina, la Fiscalía General de la República, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, responde a la creciente preocupación por la inseguridad en Guerrero. Los equipos asegurados ya están en manos de la Fiscalía General del Estado para las investigaciones correspondientes.
Acapulco, uno de los destinos turísticos más emblemáticos de México, sigue atrapado en una espiral de violencia que parece no tener fin. La presencia de estas cámaras demuestra cómo el crimen organizado ha sofisticado sus métodos, poniendo en jaque a las autoridades locales y federales.
Desde febrero de este año, la Marina ha desmantelado un total de 174 cámaras ilegales en el puerto. Sin embargo, la persistencia de estas redes de vigilancia clandestina deja claro que las estrategias de seguridad no están dando los resultados esperados.
La instalación de estas cámaras no solo facilita actividades como el trasiego de drogas y el narcomenudeo, sino que también expone la vulnerabilidad de la población. Los ciudadanos, hartos de la inseguridad, exigen medidas más efectivas para recuperar la tranquilidad en sus comunidades.
Mientras tanto, la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, parece ausente en medio de esta crisis. La falta de liderazgo local agrava la percepción de que el gobierno municipal no está a la altura del problema, dejando a los habitantes a merced de la delincuencia.
Este operativo es apenas un paso en la lucha contra el crimen organizado, pero queda mucho por hacer. La proliferación de estas cámaras ilegales es un recordatorio de que la inseguridad sigue siendo uno de los mayores retos para México, y Acapulco es un reflejo de esa realidad.

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La Marina desmantela 43 cámaras ilegales en Acapulco: el crimen organizado sigue desafiando a las autoridades
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