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Fallece el último héroe del Escuadrón 201: México pierde a un símbolo de valentía

El pasado 3 de mayo, México despidió a un ícono de su historia militar: el sargento César Maximiliano Gutiérrez Marín, quien a los 100 años dejó este mundo. Fue el último sobreviviente del legendario Escuadrón 201, la única unidad mexicana que combatió en la Segunda Guerra Mundial. Su partida, ocurrida en la Casa Hogar para Militares Retirados en Jiutepec, Morelos, marca el cierre de un capítulo heroico para la nación.
Nacido el 12 de octubre de 1924 en Hermosillo, Sonora, Gutiérrez Marín se enlistó en el Ejército Mexicano a los 17 años, en 1942. Su vocación lo llevó a la Escuela Militar de Transmisiones, donde se formó como operador. Dos años después, se integró al Escuadrón 201, conocido como las Águilas Aztecas, un grupo que representó con orgullo a México en el escenario global.
El Escuadrón 201 tuvo un papel crucial en la liberación de Filipinas en 1945. Equipados con aviones P-47D Thunderbolt, realizaron más de 90 misiones de combate en el Pacífico, enfrentándose a las fuerzas japonesas. Gutiérrez Marín, desde el área de transmisiones, garantizó comunicaciones efectivas que fueron clave para el éxito de las operaciones.
Su labor no pasó desapercibida. El gobierno mexicano le otorgó la medalla Servicio en el Lejano Oriente en noviembre de 1945, reconociendo su valor y compromiso. También recibió condecoraciones como la Legión de Honor Mexicana y la Legión de Honor de Filipinas, testimonio de su impacto en la guerra.
El Escuadrón 201, conformado por 300 militares, dejó una huella imborrable. Sin embargo, la gloria vino con sacrificios: cinco pilotos mexicanos perdieron la vida en combate. A su regreso en noviembre de 1945, la unidad fue recibida con homenajes que reflejaron el orgullo de un país agradecido.
Gutiérrez Marín se retiró del servicio activo en 1970, pero su legado continuó inspirando. En febrero de 2025, fue condecorado en el Día de la Fuerza Aérea Mexicana, un reconocimiento a su trayectoria y al simbolismo que representaba como el último de su escuadrón.
La Secretaría de la Defensa Nacional destacó que su vida fue un ejemplo de patriotismo y lealtad. Su muerte no solo es la pérdida de un hombre, sino el fin de una era para México, que ve desvanecerse a los últimos testigos de su participación en el conflicto bélico más grande del siglo XX.
El Museo Militar de la Fuerza Aérea Mexicana y las conmemoraciones anuales mantendrán viva la memoria del Escuadrón 201. La historia de César Maximiliano Gutiérrez Marín seguirá siendo un recordatorio de lo que significa servir a la patria con honor.

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