La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una alerta sin precedentes: el financiamiento global para la salud enfrenta la mayor perturbación en décadas. Según el organismo, la drástica reducción de fondos, especialmente tras la retirada de Estados Unidos como principal contribuyente, amenaza con desestabilizar los sistemas de salud en todo el mundo.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, reconoció que la organización atraviesa la peor crisis financiera en sus más de 75 años de historia. La suspensión de la asistencia oficial para el desarrollo, sumada a una caída generalizada de las contribuciones internacionales, ha dejado un vacío presupuestal crítico.
Un reporte reciente de la OMS revela que el 70 por ciento de sus oficinas en diversos países han registrado interrupciones en los servicios de salud. Estas afectaciones, comparables a las vividas durante los peores momentos de la pandemia por Covid-19, incluyen la escasez de medicamentos esenciales y la pérdida de empleos en el sector sanitario.
La salida de Estados Unidos, decidida por la administración de Donald Trump en enero de 2025, se justificó por supuestas fallas en la gestión de la OMS durante crisis sanitarias. Esta decisión ha generado un recorte estimado del 21 por ciento en el presupuesto bianual del organismo, agravando la situación.
Países de ingresos bajos y medianos son los más afectados. La OMS reporta que al menos un tercio de las naciones encuestadas enfrenta interrupciones en servicios clave, como la detección de brotes, la atención materno-infantil y el tratamiento de enfermedades como el VIH, la tuberculosis y la malaria.
El aumento del gasto de bolsillo es otra consecuencia alarmante. Millones de personas, especialmente las más vulnerables, se ven obligadas a pagar por servicios que antes eran accesibles, lo que podría revertir años de avances hacia la cobertura universal de salud.
La OMS ha solicitado urgentemente 1500 millones de dólares para 2025, con el objetivo de mitigar el impacto de esta crisis. Sin embargo, el organismo advierte que sin una respuesta internacional coordinada, los sistemas de salud en regiones frágiles podrían colapsar por completo.
Tedros Adhanom Ghebreyesus subrayó que la situación actual es un reflejo de la convergencia de múltiples crisis: conflictos, cambio climático, desplazamientos masivos y epidemias. Estas dinámicas han disparado la demanda de ayuda humanitaria a niveles históricos.
A pesar de los esfuerzos por reasignar fondos internos y buscar nuevas fuentes de financiamiento, la OMS enfrenta un panorama desolador. La reducción de personal y misiones críticas ya es una realidad en varias regiones, lo que limita su capacidad de respuesta.
La incertidumbre sobre el futuro de la salud global es palpable. La OMS insiste en que esta crisis no solo afecta a los países más pobres, sino que pone en riesgo la estabilidad sanitaria mundial, con posibles consecuencias para todos.

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La OMS enfrenta la peor crisis financiera de su historia: el colapso de la salud mundial está en riesgo
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