En un operativo marítimo frente a las costas de Santa Elena, Ecuador, las autoridades interceptaron una lancha que transportaba 1.5 toneladas de cocaína con destino a Centroamérica y México. La operación, bautizada como Amanecer, representa un nuevo esfuerzo para frenar el tráfico de drogas en la región.
La embarcación, de tipo fibra, fue detectada a 130 millas náuticas de la costa, en una zona estratégica para el narcotráfico. A bordo se encontraron 32 sacos de yute con aproximadamente 1,500 bloques de cocaína, cuidadosamente empaquetados para su traslado internacional.
Dos personas fueron aprehendidas durante el operativo, cuya identidad no ha sido revelada. Además de la droga, las autoridades confiscaron un teléfono satelital, bidones de combustible y radio boyas, herramientas clave para la logística del trasiego marítimo.
El cargamento, valuado en millones de dólares, evidencia la magnitud de las operaciones de las redes criminales que operan en el Pacífico. Según las autoridades, la cocaína probablemente provenía de la frontera entre Colombia y Ecuador, una región conocida por ser un corredor clave para el narcotráfico.
Este decomiso se suma a los esfuerzos de Ecuador por combatir el crimen organizado, un problema que ha escalado en los últimos años. En 2023, el país incautó un récord de 211 toneladas de drogas, superando las cifras del año anterior.
La operación Amanecer fue coordinada por la Policía Nacional de Ecuador, en conjunto con la Armada, destacando la importancia de la colaboración entre instituciones para enfrentar estas amenazas transnacionales. Las autoridades subrayaron que el decomiso evita la distribución de millones de dosis en los mercados ilegales.
El destino final de la droga, México y Centroamérica, refleja los lazos entre las organizaciones criminales de la región. Grupos como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación han sido vinculados con el tráfico de cocaína procedente de Sudamérica.
Este tipo de operativos pone en evidencia los retos que enfrenta Ecuador, un país que ha pasado de ser un punto de tránsito a un centro logístico para el narcotráfico. La ubicación geográfica del país lo convierte en un objetivo estratégico para los cárteles.
Las autoridades ecuatorianas han intensificado los controles marítimos y aéreos, incluyendo acuerdos con Estados Unidos para rastrear narcoavionetas y embarcaciones. Sin embargo, el flujo de droga sigue siendo un desafío constante para la seguridad regional.
El decomiso de estas 1.5 toneladas de cocaína es un recordatorio de la lucha diaria contra el crimen organizado, un problema que trasciende fronteras y requiere cooperación internacional para ser enfrentado con eficacia.

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Autoridades ecuatorianas logran un duro golpe al narcotráfico con la incautación de 1.5 toneladas de cocaína
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