El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha removido de su cargo a Mike Waltz, su consejero de Seguridad Nacional, en un movimiento que marca la primera reestructuración significativa de su segundo mandato. La decisión llega tras el escándalo conocido como Signalgate, un incidente que expuso graves fallos en la gestión de información clasificada dentro de la administración.
El Signalgate estalló cuando Waltz creó un grupo en la aplicación de mensajería Signal para coordinar bombardeos contra los rebeldes hutíes en Yemen. Por error, incluyó al periodista Jeffrey Goldberg, director de la revista The Atlantic, quien tuvo acceso a detalles sensibles sobre la operación militar. Durante cuatro días, altos funcionarios intercambiaron mensajes con información clasificada, como los tipos de aviones y los horarios de los ataques.
Goldberg, sorprendido por el error, reveló inicialmente la existencia del grupo sin detalles operativos. Sin embargo, tras desmentidos públicos de funcionarios como el secretario de Defensa, Pete Hegseth, decidió publicar información adicional, incluyendo datos clasificados, una vez que los ataques ya se habían ejecutado. Este incidente desató una crisis interna y puso en duda la competencia del equipo de seguridad de Trump.
Aunque Trump expresó en privado su frustración con Waltz, especialmente por tener el número de un periodista considerado hostil por su administración, decidió esperar hasta después de las celebraciones por sus primeros 100 días en el cargo para actuar. La destitución de Waltz se formalizó el jueves, junto con la de su adjunto, Alex Wong, según reportes de medios estadounidenses como CBS News.
En un mensaje publicado en su red social Truth Social, Trump anunció que Waltz será propuesto como embajador de Estados Unidos ante la ONU. El presidente destacó que Waltz ha trabajado arduamente para priorizar los intereses de la nación y aseguró que continuará haciéndolo en su nuevo rol.
El cargo de consejero de Seguridad Nacional será asumido de manera interina por el secretario de Estado, Marco Rubio. Esta decisión marca la primera vez desde la era de Henry Kissinger en la década de 1970 que una misma persona ocupa ambos puestos, lo que refleja la confianza de Trump en Rubio.
El Signalgate ha expuesto las vulnerabilidades en la gestión de información clasificada por parte del equipo de Trump. Críticos, como la senadora demócrata Elizabeth Warren, han calificado al grupo de seguridad nacional como un conjunto de aficionados, señalando la falta de experiencia de varios de sus miembros, incluyendo a Hegseth y al propio Waltz, un excongresista y militar.
La destitución de Waltz no es un caso aislado en la historia de Trump. Durante su primer mandato, su consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, duró apenas 25 días en el cargo tras un escándalo por vínculos con Rusia. La salida de Waltz, aunque enmarcada como una reorganización, refuerza la percepción de inestabilidad en los primeros meses de esta administración.
Fuentes cercanas a la Casa Blanca sugieren que Steve Witkoff, un empresario y enviado especial de Trump para negociaciones internacionales, podría ser considerado para reemplazar a Waltz de manera permanente. Por ahora, Rubio asumirá las riendas mientras se define un sucesor.
El escándalo del Signalgate continúa generando debate sobre la seguridad nacional en Estados Unidos. La filtración de información clasificada no solo ha dañado la credibilidad del equipo de Trump, sino que también ha avivado las críticas sobre la preparación de sus funcionarios para manejar asuntos de alta sensibilidad.

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Trump destituye a su consejero de seguridad nacional tras el escándalo del Signalgate
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