Un nuevo capítulo en la tensa relación hídrica entre México y Estados Unidos ha surgido con las declaraciones de un extitular de la sección estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA). Este funcionario aseguró haber logrado reducir la entrega de agua a México proveniente del río Colorado en 400 mil acres-pie, una acción que pone en jaque los acuerdos bilaterales y agrava la crisis hídrica en la frontera.
El Tratado de Aguas de 1944 establece que Estados Unidos debe entregar anualmente a México 1.85 mil millones de metros cúbicos de agua del río Colorado. A cambio, México debe enviar 2.158 mil millones de metros cúbicos del río Bravo en ciclos de cinco años. Sin embargo, las sequías prolongadas y la presión política han complicado el cumplimiento de estos compromisos, especialmente por parte de México, que enfrenta críticas por entregar solo una fracción del agua acordada.
El extitular de la CILA, cuya identidad no fue revelada en el reporte, afirmó que esta reducción fue un movimiento estratégico para presionar a México. Según sus declaraciones, la disminución de 400 mil acres-pie busca forzar al gobierno mexicano a cumplir con sus obligaciones hídricas, particularmente en el envío de agua al estado de Texas, donde los agricultores han denunciado pérdidas millonarias por la escasez.
Esta acción unilateral de Estados Unidos no es un hecho aislado. En marzo de 2025, el gobierno estadounidense ya había negado una solicitud mexicana para abastecer de agua a Tijuana, argumentando el incumplimiento de México en el suministro al río Bravo. La decisión generó alarma en Baja California, donde la ciudad depende en un 90% del río Colorado para su suministro de agua potable.
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha respondido a estas medidas con propuestas para negociar y garantizar el cumplimiento del tratado. Sin embargo, las acciones de la administración federal han sido cuestionadas por su lentitud y falta de claridad. Mientras tanto, las comunidades fronterizas mexicanas, especialmente en Tijuana y Mexicali, enfrentan un futuro incierto ante la posible escasez de agua.
La reducción de agua también ha desatado críticas de expertos en recursos hídricos. Investigadores de la UNAM han advertido que la sequía en México, combinada con la creciente demanda de agua en ambos lados de la frontera, hace que el Tratado de 1944 sea cada vez más difícil de cumplir. La falta de una actualización del acuerdo, firmado hace más de 80 años, agrava las tensiones bilaterales.
En el lado estadounidense, figuras como el senador Ted Cruz han acusado a México de “robar” agua destinada a Texas, avivando un discurso político que complica las negociaciones. La destitución de Maria-Elena Giner, excomisionada de la CILA, sugiere que la administración de Donald Trump busca endurecer su postura frente a México, priorizando los intereses de los agricultores texanos.
La crisis hídrica no solo afecta a los gobiernos, sino también a miles de familias y productores agrícolas en ambos países. En México, los agricultores de Chihuahua y Tamaulipas han protestado por la liberación de agua de presas para cumplir con el tratado, argumentando que pone en riesgo sus cultivos y medios de vida.
Mientras las negociaciones entre México y Estados Unidos continúan, la reducción de 400 mil acres-pie de agua del río Colorado es un recordatorio de la fragilidad de los acuerdos bilaterales en tiempos de cambio climático. La falta de una solución integral podría escalar el conflicto, afectando aún más las relaciones entre ambos países.
La pregunta sigue en el aire: ¿hasta dónde llegarán las tensiones por el agua? Por ahora, México enfrenta el desafío de equilibrar sus compromisos internacionales con las necesidades de su población, en un contexto donde cada gota cuenta.

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Exlíder de la CILA en EU presume recorte de agua a México: ¡400 mil acres-pie menos del río Colorado!
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