En un momento que captura la atención del mundo, el Vaticano ha iniciado los preparativos para uno de los eventos más significativos de la Iglesia Católica. Este viernes, trabajadores instalaron la emblemática chimenea en la Capilla Sixtina, la cual anunciará con humo blanco la elección del nuevo Papa, tras el fallecimiento de Francisco.
La chimenea, colocada en el tejado de la Capilla Sixtina, es el símbolo universal que millones de fieles y curiosos observarán a partir del 7 de mayo, cuando comience el cónclave. Este conducto metálico emitirá humo negro si los cardenales no llegan a un consenso, o humo blanco cuando se haya elegido al nuevo líder de los 1.400 millones de católicos.
El cónclave reunirá a 133 cardenales menores de 80 años, quienes se encerrarán en la Capilla Sixtina bajo los frescos de Miguel Ángel. Su misión será elegir al sucesor de Francisco, en un proceso marcado por estrictas normas de aislamiento y confidencialidad, sin acceso a celulares ni contacto con el exterior.
Para garantizar la secrecía, el Vaticano ha implementado medidas de seguridad sin precedentes. La Capilla Sixtina cuenta ahora con bloqueadores de frecuencia que impiden conexiones inalámbricas, películas protectoras anti-drones en los ventanales y barridos electrónicos para detectar dispositivos de espionaje.
El proceso de votación es tan tradicional como riguroso. Los cardenales realizarán hasta cuatro votaciones diarias, quemando las papeletas tras cada sesión. Si no hay acuerdo, una mezcla química con perclorato de potasio, antraceno y azufre producirá el humo negro. Cuando se alcance la mayoría de dos tercios, otra combinación química generará el esperado humo blanco.
La última vez que el mundo vio este espectáculo fue en 2013, cuando el humo blanco anunció la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa Francisco. Ahora, la incertidumbre rodea quién será el próximo en asumir el liderazgo de la Iglesia en un mundo cada vez más secularizado.
El nuevo Papa enfrentará retos monumentales: desde la caída de vocaciones y los escándalos de abusos, hasta la gestión de las finanzas vaticanas y la conexión con las nuevas generaciones. Las decisiones tomadas en la Capilla Sixtina resonarán en todo el mundo.
Mientras Roma se prepara, las reuniones previas de los cardenales, conocidas como congregaciones generales, ya están en marcha. En ellas se discute el futuro de la Iglesia y el perfil que debería tener el próximo pontífice, en un contexto de fracturas internas y expectativas globales.
La instalación de la chimenea marca el inicio de una espera que mantendrá al mundo en vilo. Millones estarán atentos al cielo de Roma, aguardando la señal que anunciará un nuevo capítulo para la Iglesia Católica.