Un análisis reciente destaca un dato curioso: Carlos Salinas de Gortari y Andrés Manuel López Obrador son los únicos expresidentes mexicanos que no han tenido un empleo formal después de concluir sus mandatos. Este hecho los distingue de otros exmandatarios como Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes han continuado sus carreras en distintos ámbitos.
Salinas de Gortari, quien gobernó de 1988 a 1994, ha afirmado estar desempleado desde que dejó la presidencia. En una reciente aparición pública, señaló que se dedica a la investigación y reflexión histórica, pero no cuenta con ingresos fijos ni pensión, luego de que esta fuera eliminada durante el gobierno de López Obrador.
Por su parte, López Obrador, cuyo sexenio terminó en 2024, ha optado por un retiro en su finca en Palenque, Chiapas. A diferencia de sus predecesores, no ha mostrado interés en ocupar cargos en universidades, empresas o consultorías, centrándose en actividades personales lejos de los reflectores.
En contraste, Ernesto Zedillo ha trabajado como académico y consultor en Estados Unidos, mientras que Vicente Fox se ha dedicado a actividades empresariales y conferencias. Felipe Calderón también ha incursionado en la academia y la consultoría internacional, y Enrique Peña Nieto ha mantenido un perfil bajo, pero con vínculos a proyectos privados.
La eliminación de las pensiones a expresidentes, impulsada por López Obrador, marcó un cambio significativo. Antes de esta reforma, los exmandatarios recibían sumas millonarias mensuales, lo que generó críticas por el costo que representaban para el erario público.
Claudia Sheinbaum, actual presidenta, ha defendido esta medida, señalando que los expresidentes que viven en el extranjero, como Salinas, Calderón y Peña Nieto, no tienen derecho a solicitar apoyos gubernamentales. Sin embargo, destacó que podrían acceder a la pensión del Bienestar si regresan a residir en México.
Este contraste entre expresidentes refleja las diferentes visiones sobre el retiro político en México. Mientras algunos buscan mantenerse activos en la esfera pública o privada, otros, como Salinas y López Obrador, han elegido caminos menos convencionales tras dejar el poder.
El caso de Salinas, en particular, sigue generando controversia debido a su legado, marcado por acusaciones de corrupción y la crisis económica de 1994. Su decisión de no trabajar formalmente alimenta el debate sobre su influencia en la política actual.
López Obrador, por su parte, parece priorizar un retiro tranquilo, alejado de las actividades que caracterizaron su carrera política. Su postura contrasta con la de exmandatarios que han capitalizado su experiencia en el poder para seguir generando ingresos.
Este panorama invita a reflexionar sobre el papel de los expresidentes en la vida pública y cómo sus decisiones tras dejar el cargo impactan la percepción de su legado en México.

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¡Salinas y AMLO, los únicos expresidentes que no trabajan tras dejar el poder!
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