Un grupo de más de 80 presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación irrumpió con violencia en Pátzcuaro, Michoacán, la noche del martes, atacando a elementos de la Guardia Civil y la Policía Municipal. El saldo preliminar es alarmante: cinco agentes heridos, casas y vehículos dañados, y un municipio sumido en el miedo.
El ataque comenzó alrededor de las 22:00 horas, cuando los criminales, a bordo de al menos 10 camionetas, recorrieron las calles de Pátzcuaro disparando contra los policías. Según fuentes locales, el objetivo principal era el sobrino del alcalde morenista Salvador Barrera, quien presuntamente estaría vinculado a actividades ilícitas en la región.
La ofensiva duró más de 15 minutos, dejando un rastro de destrucción. Los sicarios no solo atacaron a las fuerzas de seguridad, sino que también dispararon contra viviendas y vehículos particulares. Videos circulando en redes sociales muestran el terror que vivieron los habitantes, con ráfagas de armas de alto calibre resonando en la noche.
Tras el ataque, los criminales huyeron hacia Tzintzuntzan, donde incendiaron un vehículo para bloquear la carretera y dificultar la persecución. Este acto es una clara muestra de la impunidad con la que operan estos grupos en Michoacán, un estado que lleva años asfixiado por la violencia del narcotráfico.
Las autoridades locales y estatales desplegaron un operativo conjunto con la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, pero hasta el momento no se reportan detenciones. La falta de resultados inmediatos refuerza la percepción de que el gobierno no tiene control sobre la situación de inseguridad en la región.
Pátzcuaro, conocido por su riqueza cultural y su importancia turística, se encuentra ahora bajo la sombra del crimen organizado. Los habitantes exigen respuestas y acciones concretas, mientras el gobierno municipal, encabezado por Morena, enfrenta críticas por su aparente incapacidad para garantizar la seguridad seguridad de sus ciudadanos.
Este incidente se suma a una serie de ataques recientes del CJNG en Michoacán, como los registrados en Queréndaro y Zamora, donde también se han reportado policías asesinados y vehículos incendiados. La escalada de violencia pone en evidencia la falta de una estrategia efectiva para combatir al crimen organizado.
La población de Pátzcuaro vive con miedo, y la confianza en las autoridades se desvanece. Mientras el CJNG demuestra su poderío, el gobierno federal y estatal parecen incapaces de frenar esta ola de terror que azota a Michoacán.

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Más de 80 sicarios del CJNG desatan el caos en Pátzcuaro: atacan a policías y van por el sobrino del alcalde
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