Un estudio reciente revela que mantenerse físicamente activo entre los 45 y 65 años puede ser clave para reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer. La investigación, liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona, destaca cómo el ejercicio en esta etapa de la vida podría marcar una diferencia significativa en la salud cerebral.
El Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en el mundo, está relacionado con la acumulación de la proteína beta amiloide en el cerebro. Este compuesto puede interrumpir la comunicación entre las neuronas, desencadenando el deterioro cognitivo. Sin embargo, los hallazgos sugieren que la actividad física regular puede frenar este proceso.
Los investigadores analizaron datos de 360 personas sin síntomas de Alzheimer, utilizando resonancias magnéticas avanzadas y pruebas de líquido cefalorraquídeo. Los resultados mostraron que quienes realizaban ejercicio de forma constante presentaban niveles más bajos de beta amiloide, lo que se traduce en un menor riesgo de desarrollar la enfermedad.
El estudio también señala que no es necesario ser un atleta profesional. Actividades como caminar, nadar, bailar o practicar yoga durante al menos 45 minutos, cuatro veces por semana, pueden ser suficientes para obtener estos beneficios. La constancia es el factor clave.
Además, el ejercicio no solo protege el cerebro. También mejora el estado de ánimo, fortalece el corazón y ayuda a mantener la autonomía en la vejez. Estos efectos positivos se potencian cuando se combina con una dieta equilibrada, como la mediterránea, rica en vegetales y aceite de oliva.
Otro dato interesante es que la actividad física parece optimizarse cuando se realiza en entornos sociales. Participar en clases grupales o caminatas con amigos no solo estimula el cuerpo, sino también la mente, al fomentar la interacción y el bienestar emocional.
El impacto de estos hallazgos es enorme, especialmente en un contexto donde el Alzheimer afecta a más de 50 millones de personas a nivel global, según la Organización Mundial de la Salud. Con una población que envejece rápidamente, prevenir esta enfermedad se vuelve una prioridad.
Aunque el estudio no garantiza que el ejercicio elimine por completo el riesgo de Alzheimer, sí ofrece una herramienta accesible para combatirlo. Los expertos enfatizan que nunca es tarde para empezar, pero los beneficios son mayores si se actúa en la mediana edad.
Estos descubrimientos abren la puerta a nuevas estrategias de prevención. Los investigadores ahora buscan entender cómo diferentes tipos de ejercicio impactan en la salud cerebral y si los efectos varían según la genética de cada persona.
La ciencia sigue avanzando, y este estudio es una prueba más de que pequeños cambios en el estilo de vida pueden tener un impacto poderoso. Mantenerse activo no solo es bueno para el cuerpo, sino también para el futuro de nuestra mente.

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¡Gran avance! Ejercitarse entre los 45 y 65 años podría prevenir el Alzheimer, según un nuevo estudio
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