El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al mundo con una declaración que mezcla política y religión. En una rueda de prensa desde la Casa Blanca, bromeó diciendo que le gustaría ser Papa, afirmando que sería su “opción número uno”. Sus palabras, aunque en tono ligero, han generado revuelo en medio de la expectativa por el próximo cónclave en el Vaticano.
El cónclave, programado para iniciar el 7 de mayo, elegirá al sucesor del Papa Francisco, quien falleció el 21 de abril. Este evento reúne a 134 cardenales de todo el mundo, quienes se encerrarán en la Capilla Sixtina para decidir quién liderará la Iglesia Católica. La intervención de Trump en este contexto ha añadido un matiz político a un proceso tradicionalmente espiritual.
Aunque Trump aseguró no tener preferencias claras, destacó al cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, como “muy bueno”. Dolan, conocido por su carisma y presencia mediática, es uno de los 10 cardenales estadounidenses que participarán en el cónclave. Su mención por parte del presidente no pasa desapercibida, dado el peso de Estados Unidos en la geopolítica global.
La relación entre Trump y el Vaticano ha sido compleja. Durante su presidencia, algunos sectores conservadores estadounidenses han buscado influir en la Iglesia, según expertos. La muerte de Francisco, conocido por su postura progresista, abre la puerta a especulaciones sobre si el próximo Papa será más afín a las posturas conservadoras que Trump representa.
El cardenal Dolan, de 75 años, es una figura prominente en la Iglesia estadounidense. Participó en el cónclave de 2013, cuando Jorge Bergoglio fue elegido Papa Francisco. Aunque no se le considera un favorito, su experiencia y visibilidad lo mantienen en el radar de los observadores vaticanos.
El comentario de Trump también refleja su estilo característico, combinando humor con declaraciones que captan titulares. Sin embargo, su incursión en un tema tan delicado como la elección papal ha generado críticas. Algunos analistas consideran que estas palabras podrían interpretarse como un intento de influir en un proceso que, en teoría, está guiado por el Espíritu Santo.
El cónclave será un momento decisivo para la Iglesia Católica, que enfrenta desafíos como la polarización ideológica y la necesidad de un líder que continúe o reoriente el legado de Francisco. La participación de cardenales de 71 países asegura un debate diverso, pero también complejo, en el corazón del Vaticano.
Las palabras de Trump, aunque dichas en broma, han puesto los reflectores sobre el cardenal Dolan y el papel de Estados Unidos en el escenario religioso global. A medida que se acerca el cónclave, el mundo observa cómo se desarrollará esta histórica elección papal.

Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.
Trump quiere ser Papa y ya tiene a su favorito para el Vaticano
Compartir: